lunes, 21 de abril de 2008

3.15. Dejada atrás

A Kate no le han salido las cosas como tenía previsto, quería rescatar a Jack y se encuentra con que ha estropeado el plan de éste para salir de la isla (aunque ha sido más bien culpa de Locke). También en su pasado se encontró en una situación en cierto modo similar: quiso liberar a su madre de un fatídico marido pero su madre no sólo no le agradeció semejante iniciativa (marcada por una cierta tendencia pirómana-asesina) sino que se distanció para siempre de ella acusándola ante las autoridades (2.9). En ambos casos, en su proceso de superación de semejantes fracasos se encuentra acompañada por otra mujer con quien comparte temporalmente su destino, ya sea de forma forzada (Juliet) o voluntaria (Cassidy).

Una vez capturada en el poblado de los Otros (3.13), Kate ha sido encerrada en una habitación y, mientras se pregunta qué estará haciendo Jack, recibe una visita de Locke, que viene a despedirse de ella. Éste le comunica que Jack no ha podido irse al fin, pero que la comunidad de los Otros sí que emprende un viaje. Ben ha invitado a John a acompañarlos y ha especificado que no quieren llevársela a ella por lo que le hizo a su padre. Poco después de despedirse su visita, la joven ve a través de su ventana cómo los habitantes de los barracones hacen el equipaje y se proveen de máscaras, mientras que, como regalo de despedida, le lanzan un bote de gas narcótico. Cuando despierta se encuentra en la selva y de nuevo esposada (con lo que ella odia las esposas), pero esta vez la que comparte este fastidioso instrumento de retención con ella es Juliet, la rubia Otra que actuó como firme guardiana durante su cautiverio con Sawyer en la Hydra (3.2, 3.4, 3.6), hasta que al final los ayudó a marchar (3.7), y que últimamente parece tan cercana a Jack (3.13).

Juliet afirma en un principio no saber nada de por qué están las dos al aire libre y así vinculadas, cuando su último recuerdo es parecido al de Kate: un bote de gas irrumpiendo en su casa. Aunque Kate desconfía de ella no tiene más remedio que apechugar con esta indeseada compañera de desventuras, dispuesta a imponer con la fuerza bruta su deseo de volver al poblado Otro, donde supone que aún estarán Jack y Sayid. El monstruo isleño interrumpe la pelea de las dos mujeres obligándolas a refugiarse en el interior de un árbol, mientras a modo de advertencia les prodiga unas extrañas ráfagas blancas de luz. Sólo la descomunal amenaza que este misterioso ente supone para ellas ha conseguido un instantáneo acuerdo entre las dos rivales: correr juntas para preservar su vida.

El brazo dislocado de Juliet consigue suscitar en Kate un cierto arrepentimiento por su brutal agresión y un incipiente deseo de colaboración, para evitar mayor sufrimiento a su compañera-rival (sobre todo porque si está demasiado hecha polvo no podrá caminar tan ágilmente con ella de vuelta al poblado). Y, como era de esperar, acaban aflorando en la agria conversación sus diferencias mutuas con respecto a Jack. Juliet no duda en informar a Kate de que ha roto el corazón del joven médico al entregarse sexualmente a Sawyer (momento que fue oportunamente recogido por una cámara y reproducido en una pantalla, 3.6) y que ésta sería la razón principal por la que él le pidió que no volviera nunca a buscarlo (3.7). Kate, dolida por esta revelación, se siente culpable de la posible decepción sufrida por el amigo que tanto se sacrificó para salvar su vida, y empieza a creer que verdaderamente Jack hubiera preferido que no viniera a rescatarle. Su tristeza se agudiza cuando Juliet alardea de que sabe muchas más cosas sobre su amigo que ella, aunque sólo se han conocido durante un par de semanas, mientras que nuestra pecosa ha convivido con él por más de dos meses. Pero antes de poder percatarse de cómo esta nueva información afecta a la relación entre las forzadas compañeras, los rugidos del monstruo las instan otra vez a emprender unidas una veloz carrera, superando como pueden sus rivalidades en medio del fango hasta, totalmente embarradas, dar de bruces con sus irreconciliables diferencias ante la barrera sónica.

El mortal dispositivo que alberga esta línea de defensa repele al monstruo y al mismo tiempo revela las mentiras de Juliet: en contra de lo que había afirmado anteriormente ella tenía una llave para abrir las esposas y sabía algo de la abominable criatura, ya que activa la barrera de seguridad y se queda esperando junto a ella, sin pestañear siquiera, a que el monstruo se vaya. Kate, encolerizada por el engaño del que ha sido víctima, pide explicaciones a Juliet y la llave para quitarse su parte de las esposas. Sin embargo es consciente también en cierto modo de que su odiada rival acaba de salvarle la vida (cuando el humo negro se acercaba amenazante, aunque podía perfectamente haberla dejado al otro lado de la barrera Juliet insistió a Kate para que la cruzara). La explicación de Juliet tiene cierto sentido: le mintió para dar ocasión a que se generara un cierto compañerismo entre las dos al verse relegadas a una misma situación. La rebuscada maniobra, aún si llegáramos a admitir que fue bienintencionada, no deja de ser una auténtica manipulación.

Ya de vuelta en el poblado Otro, Kate despierta a Jack, que aún se encuentra inconsciente bajo los efectos del gas, e intenta ponerle al día, pero se ve abrumada por la culpabilidad de haberle hecho sufrir y haber estropeado sus planes. Nos muestra así que, gracias a la insidiosa rubia, nuestra protagonista ha asumido completamente una culpa que no le corresponde y la idea de que a Jack verdaderamente no le alegra verla. Para colmo de males, el doctor sólo sabe preguntar por Juliet, con la intención de invitarla sin rodeos a volver con ellos a la playa. Aunque la doctora, para ganarse la confianza de los ‘perdidos’, alega haber sido “dejada atrás” por los suyos, está presentando de hecho una inteligente jugada que le ha permitido “dejar atrás” a su rival en todos los frentes.

Kate se ha encontrado de nuevo ante la desazón de que todos sus esfuerzos por ayudar a una persona amada hayan sido totalmente malinterpretados, produciendo el alejamiento afectivo de esa persona. En el caso de Jack, el problema es que éste viera en un monitor algo que ella hubiera debido explicarle antes, pues se trata de una forma muy dolorosa de acabar con las ilusiones de un hombre enamorado. Pero en el caso de Diane, la muchacha sencillamente no debió matar al hombre que su madre amaba, pretendiendo además que era una forma de quererla y protegerla. Matar a su padre a sangre fría, aunque fuera por defender a una víctima de maltrato, fue un error lo suficientemente grave como para romper en añicos el amor de una madre. Es cierto, como dice Diane, que no lo hizo realmente por ella, sino por una insana necesidad que sentía de acabar con él como hija desengañada (2.9). Diane, en esta ocasión, a pesar de todo encubre a su hija, pero la avisa de que es la última vez que va a ocultarla ante las autoridades. En el caso de Jack, el error de Kate fue herir los sentimientos del doctor por amar a otra persona. Un crimen mucho menos grave, pero por el que vemos a la joven dolerse, más arrepentida de lo que nunca estará por haber matado a Wayne. Si tenemos en cuenta que Sawyer le recordaba en cierto modo a su odiado padre (2.9), vemos cómo esa ‘relación’ sigue envenenando su vida, haciéndola sentirse siempre culpable, quizás hasta que sea capaz de aceptar su verdadera culpabilidad en el terrible crimen que cometió.

Curiosamente es en los flashbacks donde Kate va a descubrir una verdadera aliada, que la comprende y desea lo mejor para ella, comprometiéndose a fondo para ayudarla, precisamente cuando buscaba en vano un apoyo semejante en su madre. Cassidy adivina enseguida que la muchacha que le echa un cable en la gasolinera sólo pretende evitar que acuda la policía. Sin embargo, agradecida, se ofrece a ayudarla, quizás porque tras su desengaño amoroso con Sawyer (2.13) necesita ese compañerismo, tener a alguien en quien poder confiar. ‘Lucy’ acepta la oferta de ayuda de su nueva amiga para conseguir hablar unos momentos con su madre, llegando a confiarle al final su verdadero nombre y hasta un extraño consejo con respecto al hombre que la engañó y que sin embargo ama: “denúncialo a la policía”. En labios de Kate es toda una ironía: si un tipo te ha engañado dime su nombre para que hagamos algo al respecto, pero si aún lo amas, llama a la policía y que lo encierren. Como diciendo, es lo que hizo mi madre conmigo y no podré nunca perdonarla, por lo que creo que es la mejor venganza. A pesar de la ironía, el consejo de Kate fue probablemente muy bueno, pues sólo así consiguió Cassidy acercarse de nuevo a él –teniendo ya saldada la cuenta que tenían pendiente– y decirle que tenía una hija suya, lo que permitió a Sawyer actuar al respecto (3.4). Si Sawyer hubiera seguido libre, Cassidy no hubiera podido acercarse a él más que humillándose, haciéndole ver que a pesar de que la timó es tan tonta que sigue enamorada de él. Encerrarle en la cárcel fue su forma de ponerle en su sitio y hacerse respetar, y de alguna forma constituye una venganza, sin ser demasiado cruel. Al contrario que en el caso de Kate, Sawyer había actuado conscientemente en contra del bienestar de Cassidy por lo que, aunque le disgustara la cárcel, tenía que admitir que ella estaba en su derecho de denunciarle. Algo que Kate nunca perdonó a Diane.

Y ese mismo tipo al que en el flashback su ex-novia no sabe si querer u odiar, si perdonarle o castigarle, es el que en la playa de nuestra misteriosa isla sigue inspirando similares cuestiones a sus convecinos. Le tienen cierto aprecio por ser uno más del grupo, pero a veces no pueden soportar su manera de ser tan despectiva, sarcástica y egoísta. Las sospechas levantadas con respecto a las muertes de Paulo y Nikki (3.14), sumadas a su mala jugada en el 2.13 (especialmente inolvidable para Sun) y otras historias previas, generan un mal rollo en el campamento que James no puede dejar de percibir y que Hurley aprovecha en jugada magistral para impulsarle a ser más considerado. Sawyer cae en la trampa del ingenioso Hugo, quien nos muestra un ejemplo de manipulación efectiva, aunque totalmente altruista. Presentado en semejanza a un proceso político de elecciones, Hurley aconseja al inexperto James los movimientos más importantes para ganarse la confianza y el cariño de sus compañeros y evitar así el supuesto destierro. Finalmente descubrimos que la estrategia política no iba en absoluto descaminada, pues lo que el orondo asesor ha tenido en mente desde el principio es proveer al grupo de un nuevo líder, para el caso en que el regreso de los otros cabecillas previamente establecidos en la comunidad se retrase demasiado.

Kate trata de conseguir aceptación y perdón sin conseguirlo, tanto en su pasado como en su presente en la isla, salvo por la admirable ayuda que le proporciona Cassidy, mientras que Sawyer, que ni siquiera lo pretendía, consigue aceptación entre sus compañeros gracias a la desinteresada y benevolente insistencia de Hurley, quien sin deberle nada a tan desagradable compañero, se ha propuesto convertirlo en alguien decente.



Pistas para adentrarnos en los entresijos de estos temas:

Un interesante tema que este episodio nos ofrece para reflexionar es cómo las dificultades y peligros vividos en común catalizan una cierta alianza. El ejemplo más claro es el que brinda la amistad surgida entre Kate y Cassidy, modelo de lo que Juliet pretende a su vez con Kate. Tenemos sin embargo como contrapunto el caso de dos mujeres que debían amarse y ayudarse y sin embargo se han convertido en enemigas de facto: Kate y su madre.

- Cassidy sentía cierta atracción por la delincuencia y pidió a Sawyer que la enseñara a estafar al personal (2.13), siendo finalmente estafada por él. Cuando, algún tiempo después, ve a una joven que lo pasa mal con la ley, inmediatamente se siente identificada y se muestra dispuesta a ayudarla, como agradecimiento por la complicidad demostrada por ‘Lucy’ y porque quisiera creer que es posible ese tipo de camaradería con otras mujeres, apostando por que al menos a una de ellas debería irle bien. Es extraño que entre delincuentes la amistad y la fidelidad pueda mantenerse mucho tiempo, pues se crea un cierto conflicto de intereses como el que le surgió a James. Pero entre Kate y Cassidy se ha creado ese lazo de amistad que ambas añoraban y cada una ha sido capaz de ofrecer lo mejor de sí misma para ayudar a la otra.

- Es mucho más difícil que Kate intime con Juliet, pues existe una historia previa que las ha puesto en campos rivales. La doctora pertenece al grupo de personas que encarcelaron a la pecosa obligándola a picar piedras, que torturaron a Sawyer y la separaron de Jack. Juliet puso una pistola en la frente a Kate (3.2) y un saco en su cabeza (3.6), aunque finalmente cuenta a su favor con haber matado a su propio compañero Pickett para liberarlos (3.7), hecho este último que no deja de ser motivo de desconfianza. Si aún supuestamente pudiera Kate aceptar que finalmente están las dos en el mismo bando, se alza inmediatamente entre ellas la rivalidad amorosa por el interés de ambas en Jack. La fugitiva no puede dejar de observar una excesiva camaradería entre ambos doctores, sintiendo además que no puede hacer nada al respecto, ya que su relación con Sawyer parece haber cerrado para siempre la posibilidad de acceder al corazón de Jack. En estas circunstancias ni siquiera encontrarse perdidas y esposadas juntas en la selva va a hacer que Kate acoja como amiga a su rival. De hecho la golpea más de una vez para hacer prevalecer su opinión, a pesar de darle la bienvenida al “mundo de los que no saben lo que pasa” y creerse a medias que se trata de una pobre Otra abandonada por su gente. Sólo el misterioso monstruo, probablemente el peligro más grande al que podrían ser expuestas en la isla, puede hacer que estas dos mujeres colaboren, aún sin que cese en ningún momento la extrema rivalidad. Juliet salva de nuevo a Kate, pero su insidiosa mentira y su calculada manipulación harán que ésta mantenga enormes recelos hacia la nueva compañera.

- Kate está actuando en el fondo de forma parecida a su madre. Diane nunca podrá perdonar que su hija matara al hombre que ella amaba. Aún quizás si ésta le pidiera perdón, podría intentarlo, pero no es el caso, sino que la joven asesina se acerca desafiante a su acusadora madre, consiguiendo tan sólo mancharla (como símbolo del daño que le hace con su mera presencia). Estas dos mujeres sufrieron juntas las dificultades de vivir con un borracho y maltratador, pero esto no las unió sino que las separó para siempre, ya que sus reacciones ante el problema fueron opuestas: Diane siguió amando al hombre que Kate aborrecía. Wayne se ha convertido en el obstáculo que las separa. El amor de Diane por Wayne, el hombre que la pegaba, es tan inexplicable para Kate como el amor de Cassidy por Sawyer, el hombre que la timó. Sin embargo ella también llegará a enamorarse de este mismo Sawyer, a pesar de despreciarlo en un primer momento, y no podrá perdonar a aquellos que le hicieron sufrir. De este modo el deseo de Juliet de hacerse amiga de Kate acaba reflejando la necesidad sentida por Kate de que Diane la aceptara a pesar de su crimen.

- Y si Wayne es el que separa a Diane de Kate, Jack es el principal motivo de rivalidad entre Kate y Juliet. La atracción que sienten estas dos mujeres por el joven doctor las enfrenta entre ellas. Y mientras que Cassidy y Kate se aconsejan mutuamente para salir mejor adelante, las rivales de la isla sólo sabrán sacarse mutuamente los trapos sucios hasta cubrirse literalmente de barro. Ensuciadas por su rivalidad mutua (al igual que Kate y Cassidy ensuciaron a Diane) estas mujeres requieren del perdón y aceptación de Jack para salir adelante airosas, para recuperar su capacidad de acercarse a los demás limpiamente. Jack puede ver, más allá de toda suciedad externa, la situación de desamparo de Juliet, pero no llega a aceptar las disculpas de Kate, dejándola por tanto abandonada en su culpabilidad. La suciedad de Kate refleja por tanto la tendencia a culpabilizarse en extremo que acompaña a la joven fugitiva desde que mató a su padre y su madre se negó a comprenderla, y que desde entonces enturbia todas sus relaciones.

Amparo

Editado el 2 de Agosto de 2008, a las 2:11, para corregir la redacción y añadir algunos comentarios.

sábado, 12 de abril de 2008

3.14 "Exposé"

Una matrioska es una de esas muñecas rusas, de madera y huecas, que se abre por la cintura, de modo que al abrirla ves una más pequeña que de nuevo se puede abrir para darte un nuevo ejemplar y así hasta llegar al núcleo del juguete: ¿la muñeca más pequeña o un saquito de diamantes sagazmente escondido? Del mismo modo, este episodio de Perdidos esconde entre sus escenas del presente isleño y sus flashbacks nuevas versiones de la misma serie que hasta ahora hemos visto, con nuevos matices y hasta adoptando diferentes géneros televisivos... pero la pregunta más inquietante que se plantea en Exposé es ¿quiénes son Nikki y Paulo, qué encierra el interior de estos misteriosos supervivientes?

Nikki parece ser una bailarina de Strip-Tease dedicada a actividades detectivescas, pero esta primera brillante apariencia queda descartada al revelarse como una actriz. Sólo que se trata de una actriz del montón, mera estrella invitada en una serie famosa de televisión para intervenir en un único episodio en el que además la palma. La ambiciosa muchacha está sin embargo interesada en mantener su romántica relación con el director de la serie... ¿quizás con la intención de que éste la impulse a más altos niveles de estrellato? No, con el más rastrero motivo de asesinarlo y robarle. La que parecía una detective infiltrada en los bajos fondos acaba siendo una ladrona y asesina, obsesionada además con los dichosos diamantes más allá del amor y de la muerte.

La isla ya tiene bastante experiencia con asesinos y ladrones, pero en su cotidiano reto por la supervivencia había sabido plantear a los demás ‘perdidos’ situaciones capaces de redimirles. Este episodio nos ofrece una relectura distinta de los diversos pasajes de la historia isleña, en los que la cabezonería de Nikki le impide atender a los verdaderos valores de la vida, hasta terminar enterrada en una atroz agonía mortal. En su obsesión, la bella superviviente arrastra a la muerte a su enamorado Paulo, quien, a pesar de ser más agradecido y sensible al amor y a la supervivencia, finalmente sucumbe al paralizante veneno de la femme fatale que ha elegido por compañera.

Nikki sobrevive a un accidente aéreo, y sin percatarse de las necesidades de sus semejantes, traumatizados y heridos, está pensando en si su novio se habrá salvado o no. Hasta ahí podríamos entenderla, pero pronto descubrimos que sólo le interesa que Paulo haya sobrevivido para que la ayude a encontrar sus diamantes. Pasa de colaborar en la organización social de los enseres y ropas de los que disponen, pasa incluso del monstruo, preocupada solamente por encontrar su bolsa o una buena excusa para quedarse a buscarla cuando lleguen los supuestos rescatadores. Con esta egoísta actitud queda pequeña a Shannon, quien sólo pasaba de ayudar porque se creía bastante inútil y se negaba a creer que estuvieran en una situación realmente desesperada. El desprecio de Shannon por Boone no dejaba de ser un mecanismo de defensa para no caer de nuevo en una relación de confianza que la había defraudado y herido. Shannon se portó mal una y otra vez, pero nunca con la frialdad de la egoísta y ambiciosa Nikki. Aunque ¿quién sabe si hubiéramos podido encontrar una razón para entender a esta mujer y simpatizar con ella de no haber muerto tan prematuramente?

La explosiva actriz no duda en arrastrar a su novio a una arriesgada e inagotable búsqueda de la valiosa bolsa de mano por toda la isla, descubriendo antes que los demás la avioneta de Yemi y la estación Perla, pero sin molestarse siquiera en comentar con sus compañeros tan interesantes descubrimientos. Paulo encuentra finalmente la bolsa en el estanque donde Kate y Sawyer habían descubierto restos del avión accidentado, pero decide ocultar a Nikki su hallazgo para que ella en adelante no pase de él. En su búsqueda de un escondite seguro para el saquito de diamantes no duda en internarse en la Perla, pero la propia traición a su novia (inspirada por su amor a ella) le impide revelar a los demás la crucial conversación de la que había sido testigo y compartir el walkie-talkie que olvidaron los ‘otros’, que tan buen uso les hubiera podido hacer a los ‘perdidos’. La trágica historia de Paulo es que, aún siendo potencialmente un valioso componente del grupo –ya que parece valiente y comprometido con el bien de su chica–, es propiamente su amor por ella el que virtualmente le paraliza y le entierra en la playa, ya que no podrá hablar con nadie, ni siquiera con ella, de los descubrimientos realizados. Paulo se queja en algún momento (3.5) de no tomar parte más activamente de las iniciativas que llevan a cabo sus compañeros, pero justamente aquélla a la que se apunta Nikki es la que a él menos le apetece que vaya, pues le pone en un potencial aprieto. En vez de poner en juego todas sus múltiples capacidades para colaborar con el equipo en su misión, el pobre ex-cocinero anda escondiéndose en el baño para recuperar de nuevo los diamantes, antes de que Nikki se dé cuenta de que la ha engañado. Su disruptiva relación con ella le ha convertido en un niñato inútil.

Finalmente, cuando Nikki parecía haber ir aceptando la pérdida de su preciado botín y empezaba a integrarse con el resto de la gente, una mañana se da cuenta sorprendida de los chicles de nicotina que tiene Paulo, lo que le delata al instante el engaño que éste ha perpetrado. El inicio de redención que había empezado a mostrar la rubita desaparece en el acto al creer que Paulo quería quedarse con los diamantes para él solo. Ciega para ver los verdaderos motivos de su compañero, la traición de éste justifica a sus ojos la nefanda idea de utilizar una araña venenosa para paralizarle. Se actualiza así de hecho el proceso virtual de paralización que el amor por Nikki estaba produciendo en Paulo. Lo que ella no había previsto es que la insaciable ambición que hasta ahora le ha impedido percibir el incondicional amor de este pobre chico, ha clavado también en ella un peligroso aguijón incapacitante. El caso de ella es aún más grave, pues no se da cuenta de que los pocos minutos que le quedan de libertad son cruciales para pedir ayuda y los pierde en enterrar su preciado tesoro, ineludible predicción de lo que va a consistir su propio destino. Cuando al principio del episodio Nikki entierra sus diamantes está enterrándose viva con ellos. No importa siquiera al espectador qué es lo que está enterrando en ese momento, los diamantes no valen absolutamente nada en esta isla, pero Nikki los ha elegido como su más preciado valor en el momento más crucial de su vida, y los ha elegido para sí misma, sin querer compartirlos ya con Paulo, ni querer ni siquiera mencionar a sus compañeros lo que es más importante para ella que la vida de todos ellos juntos. La bella actriz ha optado una y otra vez por defender sus propios desquiciados intereses en vez de colaborar en la supervivencia del conjunto, siquiera en la supervivencia del pequeño conjunto que suponía su pareja. Cumplirá por tanto en sus propias carnes el adagio de Jack que predice la muerte solitaria del que no opta por la vida del grupo.

Las desventuras de Nikki y Paulo nos revelan también algo del pasado del Dr. Arzt en la isla, quien, siempre interesado en el estudio científico de la naturaleza, cede una y otra vez a la tentación de hacerse valer como alguien más importante de lo que realmente es (entendemos mejor a este personaje tras ver los números 7 y 9 de “Lost Missing Pieces”). Su deseo de impresionar a Nikki va a llevarle a desvelar a tan atractiva oyente los secretos de su araña preferida, información que finalmente le resultará letal.

También colaboran sin quererlo a acabar con Nikki y Paulo los esforzados Hurley y Sawyer, quienes desde que la ven desfallecer a sus pies se empeñan, cual detectives aficionados, en desvelar el misterio de esta extraña ‘muerte’. Descubren bastante bien el meollo que llevó a la discusión fatal entre ambos amantes, pero fallan en lo esencial: el verdadero diagnóstico del mal que aqueja a sus paralizados compañeros. El episodio que ha empezado mostrando una ficticia serie de detectives nos muestra así a nuestros protagonistas usuales jugando a resolver un caso a lo CSI, pero demasiado urgidos por sepultar unos cuerpos que no saben detectar que no están muertos. A falta del doctor Jack Shephard, más preocupado en estos momentos por escapar de la isla con Juliet en un submarino (3.13), sólo Vincent parece detectar la vida que aún late en los dos cuerpos tendidos en la playa. Y mientras el perro intenta darse a entender levantando la cobertura de los no-cadáveres, los supervivientes sólo prestan atención a sus propias querellas internas. ¿Es Sawyer de nuevo un peligro para sus compañeros, como lo fue para Sun en el episodio 2.13? Hurley recurre a Desmond para resolver esta cuestión, pero el propio Sawyer aclara a todos su inocencia. Aunque quien siente la necesidad de confesar su mala acción en el pasado ha sido el bueno de Charlie, pues abocado a una posible muerte inminente quiere poner en paz su conciencia. Sun es la que finalmente descubre haber sido traicionada frente a lo que creía una inquebrantable alianza de ayuda mutua entre los supervivientes, pero prefiere callar ante Jin que provocar una nueva ola de violencia.

Los compañeros finalmente entierran sus diferencias en la playa junto a los cuerpos aún vivos de Paulo y Nikki y los queridos diamantes de ésta. Nuestra serie preferida sobre una isla misteriosa, tras haber coqueteado con el género detectivesco, nos da un toque final del más auténtico cine de terror, o incluso de la más ácida comedia negra. Queda sin embargo en el espectador el amargo sabor de que nuestros queridos protagonistas han acabado matando de la forma más cruel a sus compañeros sin saberlo. Y dando un paso más (o ahondando más a fondo en la matrioska): ya que Hurley y Sawyer en su análisis de las pistas han reflejado más de una vez las propias preguntas que se hace continuamente la audiencia de “Perdidos” (¿habrá sido el monstruo?, ¿qué quiso decir Eko al morir?, ¿serán Nikki y Paulo infiltrados de los ‘otros’?), afirmando incluso Hurley ser un devoto fan de la mejor serie que haya existido jamás (frase que a menudo usamos los ‘perdidomános’), ¿no habrán personificado Sawyer y Hurley el acto asesino de algunos fans de la serie que en su desprecio y desconocimiento de lo que de verdad Nikki y Paulo podrían haber aportado pedían inconmovibles su muerte? Las múltiples capas de lectura de este episodio le convierten en un inteligente ejercicio de sus creadores, que finalmente se vuelve hacia los espectadores más críticos para hacerles ver cómo con su impaciencia han causado la muerte prematura de unos personajes potencialmente fascinantes.


Pistas para adentrarnos en los entresijos de estos temas:

- Me interesa explorar sobre todo el carácter destructivo que tiene la relación de la pareja protagonista para Paulo. Nikki toma continuamente decisiones muy egoístas, de forma que en último término ella misma es culpable de su terrible final. Pero Paulo, a pesar de colaborar en el asesinato y robo de Zuckermann, parecía encaminado hacia una posible redención. El craso error de dejar que Nikki viera sus chicles, además del tremendo fallo de enamorarse de la persona equivocada, hace que su traición por amor sea finalmente malinterpretada, llevándole a la misma terrible muerte que su compañera. Paulo debe sufrir además la honda pena de verse paralizado directamente por la mujer que ama y humillado por la búsqueda que hace ella de los diamantes en su ropa interior. Toda esta situación puede hacernos reflexionar en la posibilidad de detectar a tiempo relaciones destructivas: aquella en las que un amor malamente correspondido va llevando a uno a alejarse de todo lo que podría haber sido, obligándole a no compartir con nadie más lo que es, lo que quiere, lo que descubre y lo que puede aportar; reservándole los esfuerzos más difíciles y negándose finalmente a compartir incluso aquello por lo que ambos habían luchado juntos. El bueno de Paulo, con potencial para haber sido uno de los héroes de la isla, acaba siendo el chico al que sólo vemos entrando o saliendo del baño, con el papel higiénico (3.11) o tirando de la cadena (3.5), como indicio de que es el que siempre se traga todos los marrones. Ante una situación así es importante escapar a tiempo, antes de que el veneno paralizante se haya vuelto irreversible. Pero sabemos que hay bastante gente en la vida real que se engancha en relaciones de dependencia mutua, donde uno es el que siempre manda y el otro el que siempre obedece, de las que casi ya prefieren no escapar.

- También es interesante considerar la extraña manía que estos personajes habían suscitado en una gran parte del público, al hacerse pasar por supervivientes de toda la vida aunque llevaban sólo unos pocos episodios (desde el 3.3). La falta de empatía de la audiencia hacia ellos puede ciertamente achacarse a un fallo de los guionistas y productores de la serie, pero éstos han reaccionado creativamente terminando con la novata pareja en un episodio en el que la serie se parodia a sí misma. A pesar de tratarse sólo de un par de personajes de ficción, el hecho puede hacernos pensar en tantas veces que condenamos a la marginación a algunas personas que sólo son culpables de haber aparecido a última hora en un lugar donde todos ya se conocían antes o de tener una cierta tendencia a encerrarse en sus propios problemas. Un poco de generosidad y apertura por parte de los demás puede resolver a tiempo los problemas de integración y evitar injusticias o incluso males mayores.

Amparo