jueves, 25 de febrero de 2010

6.4. El sustituto

Nuestro x-John vuelve a casa desde el aeropuerto en su furgoneta, profundamente frustrado tras haber intentando en vano hacer su anhelada expedición australiana. Le fastidia tener que depender tanto de una maquinaria que tiene la mala costumbre de atascarse cuando menos falta hace (o cuando no le conviene al superafortunado de x-Hurley), y ahí está, a unos metros de la puerta de su casa, pero sin poder salvar los centímetros que separan del suelo a la plataforma en la que se encuentra su silla de ruedas. Su gran aventura de hoy consiste en atreverse a dar ese pequeño salto... y... ¡vaya! falló, dando con sus huesos en el suelo, para ser irónicamente bienvenido por los indiscretos aspersores de su césped (tan indiscretos como los del campo de golf en el que Sayid se cargó al señor Avellino).
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Pero éste no es el amargado y solitario John Locke que conocíamos antes del vuelo 815, sino que su novia x-Helen se apresura a rescatarle para continuar después con la abrumadora planificación de su boda (en Octubre y se supone que ahora están a finales de Septiembre) a la que incluso estará invitado el padre de Locke (suponemos que una versión menos mala de él; se ve una foto de los dos juntos en su cubículo de trabajo mientras habla con Randy). Sin embargo x-John sigue siendo partidario del color caqui (el típico de su camiseta isleña) para las sillas de la boda, aunque cambia enseguida de opinión para agradar a x-Helen. El ‘cajero’ con corazón de explorador ha intentado cumplir su sueño en el ‘outback’ australiano sin conseguirlo, y ahora tendrá que pagar las consecuencias, al menos en el trabajo, donde su engaño (no asistió al congreso al que le mandó su empresa) ha sido descubierto. También x-Helen descubre la mentira, abriendo la maleta ‘perdida’ con los cuchillos, pero decide demostrar comprensiva a su novio que no necesita cambiar en nada para ser su ‘héroe’.
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Sumido en estas circunstancias de su vida x-John se mira en el espejo, preguntándose quién es verdaderamente él, ahora que va asumiendo (gracias también al realismo de x-Rose) que nunca más podrá andar (y menos si se dedica a rechazar la tarjeta de x-Jack y a no creer en los milagros). Y nos responde esta pregunta al final del episodio, cuando integrado en un puesto de trabajo medianamente interesante enseñando deportes y ciencias en un instituto, saluda a un insignificante profesor de Historia Europea llamado Benjamin Linus: “John Locke, sustituto”.
No sabemos cómo quedó paralítico este Locke, pero su intento de hacer la expedición ha cambiado realmente su vida, haciéndole conectar con una serie de personas relacionadas con el vuelo 815 que le han derivado hacia nuevos derroteros. De un ‘cajero’ apodado ‘coronel’, ha pasado a ser un profesor ‘sustituto’. Quizás el destino (¿o algún x-candidato?) está colocando sus piezas para que este personaje ‘sustituya’ significativamente a alguna otra pieza clave...
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En otra realidad, unos tres años más tarde y en una isla perdida, el Otro Ben Linus reconoce que el John Locke que él conoció (y mató) era sobre todo un ‘creyente’, un hombre de fe, que había sido mucho mejor que él. Nuestro experto lanzador de cuchillos –y humilde servidor de la isla que le devolvió el uso de sus piernas– sólo volvió a Los Angeles para descubrir que Helen había muerto y morir poco después también él. Aunque el destino le reservaba la ironía de traerle de nuevo a la misma playa perdida para ser enterrado junto a su aprendiz Boone (cual nuevo sacrificio requerido por la isla), y permitir así que su imagen ‘sustituyera’ a la que usaba antes el enemigo de Jacob, la del hombre que vestía de negro junto a la estatua. Si ponemos en una balanza la vida de este apasionado hombre de fe, con todo lo que disfrutó y sufrió en estos tres años (transcurridos para él en sólo unos meses) y la de su resignado y pragmático x-homónimo de x-Los Angeles, ¿cuál es más significativa? ¿cuál hubiera preferido él? (aunque para contestar a esta pregunta aún tendremos que ver por qué derroteros le llevan los guionistas en los flash-sideways).
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Pero aún nos queda otro John Locke y otra balanza que analizar: el ser que asumió falsamente su identidad y que al parecer ahora sólo puede adoptar o esta forma o la de amenazante humo negro (Smocke le empiezan a llamar en algunos foros). Y cuándo se le pregunta quién es responde que un ser atrapado que alguna vez fue hombre y fue libre, y que sufrió traiciones y la pérdida de un ser querido. Sea esto verdad o no, Smocke se mueve de manera bastante urgente y decidida hacia un único fin inconfesable (probablemente la muerte de todos los candidatos) y su actual objetivo en la partida es reclutar a gente, ofreciéndoles lo que cree que más puede atraerles: información y libertad. Su jugada previa ha eliminado a una pieza clave del tablero, a su odiado Jacob, pero es posible que haya infringido un poquito las reglas (o no, que para eso se buscó trabajosamente su resquicio o ‘loophole’), aunque esto no quita que se le vean de lejos las ganas de infringirlas o burlarlas si puede una vez más. Con regocijo destruye el equilibrio que durante cientos de años había reinado entre las piedras negra y blanca de la balanza de la cueva, y arroja la piedra blanca al mar, de modo que la negra asume gravemente sin tardar la posición predominante (¿para cuánto tiempo más?)
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Lo que está claro es que el color de la partida ha cambiado y todos están corriendo a refugiarse en el templo, único lugar seguro de la isla, al que aún faltan por llegar Richard (apenas liberado de la cautividad), Ilana, Frank, Ben y Sun (que aún están guardando duelo a sus muertos, recogiendo sus cenizas o enterrando sus despojos), mientras que andan por la selva perdidos Kate, Jin y Claire. Por su parte, Sawyer, tratando de atontar su dolor con música a todo volumen y un potente whisky, ha preferido pasar totalmente de la inquietante situación de alerta que reina en la isla, poniéndose sin saberlo a merced de las artimañas del furibundo Smocke.
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Sólo un jovencísimo rubio se atreve a asomarse por la isla y recordar al negro jugador las venerables reglas de juego (“no lo puedes matar”), poniéndole de un pésimo humor. El misterioso muchacho es “un chaval de 12 a 14 años, con sabiduría en los ojos, pesadumbre en el corazón, una importantísima responsabilidad a sus espaldas y pelajo rubio en la cabeza” (según traduce Gonzalo Tegel en el blog de Cuatro los datos de la llamada de casting para seleccionar a este actor que publica la lostpedia). Smocke está harto de reglas, de sentirse atrapado durante siglos en este maldito juego, de tener que buscarle las vueltas a gente que ya le tiene más que calado, de perseguir dolorido a este crío, quizás esperando de él algún tipo de tregua o trato de favor para facilitarle el resto de la partida. ¿Por qué aparece el muchacho la primera vez con los brazos ensangrentados? ¿Por qué no puede verle Richard? ¿Podría este chico tener que ver con la famosa pérdida de un ser querido que sufrió este ser cuando aún era un hombre, con aquella traición que endureció su corazón? Sea su nombre Aaron o Jacob (¿por qué no Christian o Charles, ya puestos?), se trata probablemente de un personaje sumamente significativo de su pasado como ser humano.
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Y como cumbre del episodio tenemos la interacción entre esos dos monstruos (sin ánimo de ofender) de Sawyer y Smocke. Nuestro experto estafador se huele a la legua que este ‘muerto’ no tiene ningún miedo y aprende pronto que no se trata de un ser al que pueda amenazar con un arma. Parecía encontrarse abatido, pero enseguida se enciende en él el modo de supervivencia y de la búsqueda activa de la mayor ventaja posible. Aunque sin subestimar a su formidable oponente, Sawyer pasa de esconderse en la selva y de salir corriendo hacia el templo, prefiere ‘jugar’ para ver qué puede ganar (quizás porque no tiene mucho que perder). Si creíamos que James había afrontado en Cooper (Sawyer vs. Sawyer) al malo más maligno posible del universo, allá en el infernal calabozo del “Black Rock”, se encuentra ahora ante un expertísimo manipulador de voluntades (que ha dejado pequeño al mismísimo Ben Linus, quien entre “ratones y hombres” bien que en su día se las dio con queso a nuestro rubiales) y jugando además con reglas enigmáticas en un terreno escabroso y desconocido.
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Pero es que nuestro Sawyer se crece ante las dificultades y le da al coco con enorme rapidez. En la impresionante imagen de la entrada a la caverna de estos dos personajes, vista desde detrás de la balanza, Smocke queda del lado de la piedra blanca y Sawyer de la piedra negra, expresando quizás que el sureño ex-jefe de seguridad de Dharma es más temible de lo que el enemigo de Jacob quisiera creer. Al menos nos gustaría pensar que no ha entrado allí cual inocente corderito, dispuesto a aliarse con el monstruo isleño y a dejarse engañar por él. Por algo ha sido elegido ‘candidato’, tocado en su infancia por el mismísimo Jacob (el primer ‘tocado’ cronológicamente de los que conocemos) y aspira con el número 15 a suceder al protector de la isla y jefe supremo. A menos que de verdad decida pasar de todas estas patrañas y entregarse a colaborar en el plan del ‘lado oscuro’. Que lo de salir de la isla de momento puede pintar muy bien, pero yo creo que antes Smocke querrá limpiarla de ‘candidatos’ y espero que el ‘lado luminoso’ de Sawyer reaccione a tiempo, antes de verse engullido por la oscuridad esa que le cambia a uno el corazón (esperad, no, los que tenían eso eran Sayid y Claire ¿no?) El caso es que Smocke, que no tiene un pelo de tonto (ehem), podría estar haciendo un reclutamiento muy efectivo entre reclutados y reclamados antes de que ni nos demos cuenta de lo que va todo este juego... Que a los del Templo los pille confesaos...

domingo, 21 de febrero de 2010

6.3. Lo que hace Kate

Kate ve al Marshal buscándola a las puertas del aeropuerto y se decide rápidamente por una vía de escape, caiga quien caiga, pero esta vez el daño colateral lo va a sufrir Claire y, de algún modo, también el pequeño Aaron. No duda en dejar a la embarazada australiana abandonada en una acera sin bolso ni equipaje mientras se dirige a un mecánico que pueda ayudarle a quitarse las esposas, pero cuando va a cambiarse de ropa se mira al espejo y... hay algo distinto... ya no es exactamente la misma persona que cuando embarcó en el avión.
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La bolsa de Claire lleva cosas para el bebé entre ellas una orca, blanca y negra, de peluche. Kate la coge y siente algo familiar en relación a ese juguete, en relación a esa madre y a ese bebé que no puede explicar. Sin perder tiempo se dirige de nuevo al lugar donde abandonó a la rubita, encontrando que ésta sigue allí totalmente confusa, pues no acaba de creer en su mala suerte: la pareja que iba a adoptar al niño no ha venido a buscarla y para colmo se ha encontrado en el taxi con una tipeja apuntándola con una pistola. Y el caso es que ahí está esa mujer otra vez, pero ofreciéndose ahora a ayudarla ¿podrá fiarse de ella?
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Un extraño instinto invita a Claire a confiar en esta desconocida hasta llegar incluso a ponerse en sus manos cuando, abandonada por la que iba a ser la mamá adoptiva de Aaron, empieza a sentir contracciones. Por su parte Kate tambiénn arriesga mucho por causa de esta desafortunada mamá al exponerse a ser capturada de nuevo cuando, solícita, la acompaña al hospital. Algo liga a estas mujeres más allá de lo que pueden comprender, algo que ante un posible problema en el pequeño nonato les hace angustiadas apretarse mutuamente la mano para apoyarse. Al despedirse, tras haber mostrado Claire su agradecimiento ayudando a su nueva amiga a escapar, ambas saben que el encuentro no ha sido casual y que ninguna de las dos podrá alejarse por mucho tiempo de ese pequeñín que aún no ha llegado a nacer (por intervención de un extrañamente amable Ethan Goodspeed).
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Curiosamente también en su otra vida Kate había sido una vez ayudada por una joven embarazada, cuya amistad valoró durante muchos años después. Aunque, precisamente por influencia de Cassidy, tomó la decisión más difícil de su vida: dejar a Aaron con su abuela Carole para irse a la isla a buscar a Claire.
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Y esta es la Kate que nos encontramos en la isla, quien al ver la forma en que Sawyer ha escapado del templo decide imitarle para tener más libertad de movimientos en la selva. Su falta de vacilación a la hora de usar la violencia para librarse de sus acompañantes Otros funciona en paralelo con los flash-sideways en los que la hemos visto amenazar al taxista y a Claire (sin importarle para nada las maletas de Arzt que se interponen en su camino), la misma violencia que Aldo no le puede perdonar de cuando le derribó para librar a Karl de su prisión en la habitación 23 en la isla Hydra. Pero a Jin no le interesa más que encontrar a Sun, y decide seguir adelante por su cuenta, preguntándole antes quién realmente le importa a ella.
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Mientras, Sawyer ha ido a la que fue su casa en Villa Otros (o Villa Dharma 30 años atrás) para seguir hurgando en el hondón de su pena hasta encontrarse dolorosamente con el convencimiento de que la culpa de la muerte de Juliet la tiene él, al menos en parte. Aquel momento en que ella accedió a no subir al submarino para quedarse con él en la isla demuestra, según él, la manera egoísta en que la convenció para que no le dejara solo, sin pensar en lo que hubiera sido mejor para ella. El anillo de compromiso que tan ilusionadamente había guardado para su rubia es lanzado con fuerza al vacío, un vacío similar al que siente por dentro al confesar entre lágrimas que probablemente su destino es permanecer para siempre solo.
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A James no le agrada en estos desdichados momentos la compañía de su pecosa amiga. Pero ella ha venido buscándole y le escucha junto al muelle, dispuesta a dejarse tocar por su dolor, a compartirlo de alguna manera. Ella también se siente culpable, por haber entrado (a partir de ese mismo muelle en el que están ahora) al submarino en que ambos amantes finalmente dejaban la isla atrás, para enredarlos en la locura de la bomba que ha dado lugar a la situación actual. Y ella también entiende lo que es sentirse sola y casi sin esperanzas de volver a recuperar a su niño perdido ni de poder devolverlo a su madre. Entre lágrimas se siente tentada de renunciar a todo y dejarse abatir por la situación tan sumamente desconcertante en la que se encuentran. Pero, al contrario que Sawyer, ella no puede renunciar... tiene que seguir luchando por subsistir, por encontrar a la desaparecida mamá australiana y por llevarla de vuelta a casa, aunque sea sin la ayuda que esperaba encontrar en su amigo.
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Pero ha sido Jin, precisamente al separarse de Kate, el que se ha encontrado con Claire. Una versión de Claire muy parecida a Danielle Rousseau (desmelenada, con su arma al hombro, revisando las trampas dejadas por medio de la selva...), sólo que esta rubia ermitaña abandonó por su cuenta a su bebé en vez de que le fuera arrebatado y parece ser que en lugar de matar a su equipo por haberse infectado es ella ahora la víctima de la temible 'enfermedad'.
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O al menos esa es la nueva que ha comunicado Dogen a Jack, al explicarle el mal que aqueja a Sayid, una oscuridad que se extiende y que si le llega al corazón hará que nunca más vuelva a ser él mismo. Tras torturar al resucitado torturador (como también hizo Danielle en su momento) el jefe del Templo ha diagnosticado que tiene la infección y por tanto debe tomar voluntariamente la píldora que con ese fin ha puesto en manos de su doctor. Como Jack no sabe realmente a qué atenerse con estos tipos decide tragarse él mismo la píldora para ver qué pasa y de ese modo descubre asombrado, tras la maniobra en la que Dogen evita que llegue a ingerir la medicina, que se trata de un veneno (esta opción de la píldora verde no se la ofrecieron a Neo en Matrix).
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No sabemos realmente si, tras haber revivido a Sayid, los Otros quieren ahora matarlo. Ni tampoco si nuestro iraquí ha sido 'reclamado' por Jacob o su enemigo, o bien por alguna otra misteriosa entidad isleña. Quizás le veamos en un futuro transformarse en un ser maligno volviéndose contra sus amigos (como vimos a Robert volverse contra su esposa embarazada antes de caer derribado por ella), y a éstos pasar por el terrible trance de tener que eliminarle. O quizás aún está a tiempo de superar la infección, por algún extraño exorcismo, acaso provisto por el mismísimo Jacob que antes de morir se ocupó de comunicar a los suyos lo importante que era mantener con vida a Jarrah. Lo que está claro es que, al igual que su respetado y difunto jefe supremo, los Otros no van a forzar a nadie a hacer nada en contra de su voluntad y por ello sólo se atreven a atentar contra la vida de Sayid con la cápsula venenosa si éste accede a tomársela.
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Hurley y Miles, asombrados especialmente por la vuelta a la vida de su amigo, le han preguntado por su experiencia en el más allá. Y aunque Sayid no recuerda nada (como tampoco recordaría Ben quién le disparó cuando era jovencito en Villa Dharma), puede ser interesante tener en cuenta que Charlotte Malkin (la hija del vidente australiano que visitó Claire), cuando revivió como él tras haberse ahogado estuvo un tiempo en un 'lugar intermedio' donde recibió un mensaje del difunto Yemi para su hermano Eko. Nuestros dos amigos saben por experiencia que a algunos les es posible comunicarse con los muertos y andan tratando de averiguar cómo funciona realmente ese 'lugar intermedio'.
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Perdidos nos abre así a un nuevo misterio (la famosa enfermedad de la que habíamos oído hablar desde la primera temporada) mientras tratamos de aclararnos con la nueva realidad, en la que los protagonistas parecen encontrarse al otro lado del espejo: siendo ellos mismos, pero diferentes. Recordemos aquí también el famoso pasaje de "Alicia en el país de las maravillas" que Jack leyó a Aaron cuando ejercía de padre (o de tío) modelo antes de entregarse al combinado de pastillas con alcohol (pasaje que al parecer él había oído muchas veces de pequeño leído por Christian Shephard): "Pues vaya, qué cosas tan extrañas pasan hoy. Ayer todo fue como de costumbre. Me pregunto si habré cambiado esta noche. A ver, ¿era yo la misma cuando me levanté por la mañana? Pero si no soy la misma, la pregunta es ¿quién soy ahora mismo? Ah, ése es el gran enigma".

martes, 16 de febrero de 2010

6.1-2. LA X

El fogonazo blanco de la explosión de Jughead se diluye entre las nubes que rodean a un avión que va de Sydney a LAX (o más bien a LA X, es decir, Los Angeles-X o versión alternativa de esta ciudad californiana, según es costumbre denominar este tipo de cosas en los comics de ciencia ficción). Todo en él nos resulta familiar, pero de pronto está claro que lo que estamos viendo no es ni ocurre exactamente igual que durante aquel famoso vuelo 815 de Oceanic. Y por si no nos quedaba claro, nuestro querido Desmond Hume se da un paseíto para saludar al colega (“brother”) Jack, como comentó varias veces que haría si le veía en ‘otra vida’. Y es que este vuelo que vemos no está destinado a accidentarse en una desconocida isla del Pacífico porque un desquiciado escocés no llegue a tiempo a pulsar su tecla, sino que bajo el avión el mar se presenta vacío (tan vacío como quedó súbitamente bajo el helicóptero de Lapidus cuando transportaba a los Oceanic 6 junto con Desmond), y solamente una mirada de profundidad puede revelarnos que Villa Otros yace inundada en el fondo del océano, ya nunca más a la sombra de la ahora coralificada estatua.
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En mi opinión lo que ha pasado es lo siguiente: el explosivo encuentro de la detonación de la bomba con el enorme flujo electromagnético desatado por la tozudez de Radzinsky ha cancelado el poder destructivo de ambos (en el marco de nuestra realidad o universo), reencauzándose toda esta energía en una dimensión nueva (no olvidemos que el Cisne, como la Orquídea, está situado en una especial singularidad espacio-temporal), de modo que se ha generado una nueva línea temporal, mientras que la línea temporal original de nuestros losties, aunque totalmente convolucionada por los viajes en el tiempo, sigue exactamente igual, fiel a la ley de “lo que pasó, pasó” (hay suficientes indicios en ese sentido: finalmente se construyó el búnker, se instaló el ordenador con su tecla, el fallo de Desmond produjo el primer “system failure” resquebrajando en el aire al Oceanic 815 y en último lugar nuestro escocés accionó la llave de seguridad e implosionó la estación). Los losties viajeros, introducidos en la zona cero del multidimensional incidente, viajaron sin embargo de nuevo en el tiempo (suponemos que por última vez) volviendo esta vez exactamente al tiempo en el que habíamos dejado a los náufragos del Ajira 316. O sea que de alguna forma se deshace la convolución temporal devolviéndolos de nuevo al tiempo en la isla en el que están sus originales contemporáneos, más o menos finales de 2007, pero es posible que Rose, Bernard y Vincent al encontrarse alejados del foco de traslación se nos hayan quedado en el pasado...
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Y, como os decía, la liberación durante el incidente de tan enorme cantidad de energía ha generado una anomalía espacio-temporal, una nueva calle en el tiempo, que según entiendo, se inició allá por 1977 (nuestros x-losties son bastante parecidos a sí mismos, aunque la vida no les ha ido exactamente igual) de modo que en esta nueva realidad la x-isla quedó hundida en el fondo del océano y todo aquello que había sido influenciado por ella cambia ahora en el nuevo desarrollo de los acontecimientos (por ejemplo x-Desmond y x-Juliet nunca llegaron a sufrir sus tres años de angustia en la misma).
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Lo que quiero decir es que la ley de “lo que pasó, pasó” y lo de que hay una sola ‘calle’ del tiempo es algo que se cumple en el universo original de los losties: por muchos saltos temporales que hayan dado ellos nunca podrán salir de esa línea del tiempo, o sea que para ellos se cumple “lo que pasó, pasó”. La novedad que Faraday descubre (o intuye, quizás no lo supo nunca muy claro) es que con ayuda de la bomba (aplicada a la anomalía electromagnética del Cisne) puede romperse esta ley, y lo que vemos es que realmente aparece una nueva ‘calle’ en el tiempo, pero generándose digamos un universo paralelo. Es decir, nuestros losties no pueden saltar de una realidad a la otra, de una calle del tiempo a la otra, sino que siempre estarán en la misma (en “Regreso al Futuro” Marty viajaba a su pasado y cambiaba el futuro para sí mismo, pero eso no ocurre aquí). Lo que pasa es que ha aparecido digamos una realidad nueva en la que ocurren cosas nuevas, sólo que ellos no son conscientes de esa otra línea que tomó su vida en esa otra realidad paralela, ni tampoco lo son sus otros yoes (los x-losties) de la línea original. Son dos realidades anómalamente separadas.
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Y a partir de la breve aparición de Desmond en la premiere... entiendo que debemos buscar pistas de lo que ha pasado con el incidente precisamente en uno de sus episodios estelares, “Flashes Before Your Eyes” (mi favorito desde que me dejó absolutamente fascinada cuando lo vi) junto con algunos datos de “Further Instructions”. Al accionarse la llave de seguridad el fenómeno producido en el Cisne fue similar, aunque a pequeña escala, a lo que ocurrió cuando Juliet detonó la bomba. Algunas cosas quedaron atraídas hacia el fondo del pequeño cráter que se formó (las cosas metálicas), otras salieron volando a la cima de los árboles como el bastón de Eko (lo que ahora le pasa a Kate), y un par de personajes implicados quedaron asombrosamente intactos en el suelo aunque perdida la capacidad de hablar de uno y despojado de sus ropas el otro (parece que nada de eso ha pasado esta vez). El efecto de aturdimiento en los oídos que sufren ahora Kate y Miles lo vimos reflejado entonces en Charlie, quien además parece que aún estando por allí cerca ni siquiera se enteró de la implosión.
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Y vimos que como efecto secundario Desmond viaja mentalmente a su pasado, pero ¿no sería ya entonces su pasado en la nueva línea temporal que llevaba ya brujuleando por ahí desde 1977? Probablemente no, yaque Eloise se empeña en que deje a Penny y se vaya a la isla a pulsar la tecla, lo cual indica que más bien fue una pequeña desviación con poco recorrido, puesto que el universo enseguida trató de corregir su curso. Entiendo por tanto que otro efecto colateral del incidente es que nuestros losties implicados en este fenómeno han adquirido el poder de entrar en comunión con sus x-yoes como le pasó a Desmond. Recordad que aunque se encontraba físicamente en su tiempo pasado y con todas sus memorias de entonces, le venían flashes de su tiempo en la isla, de modo que una serie de déja-vus acaban haciéndole ser consciente más o menos de lo que pasó en su tiempo original. Eso es lo que creo que está pasando con x-Jack, x-Kate y x-Sawyer (no he visto que de momento los “x” de Hurley o Locke y mucho menos de Charlie, Boone, Artz, o Neil... tengan esos momentillos de duda como de que algo aquí no acaba de cuadrar o me suena a que debía haber pasado algo distinto, pero no sabría qué decir respecto a Rose y Bernard). Mucha gente especula que el propio Desmond que está en el avión sabe lo que está pasando, desde su capacidad de conexión consigo mismo en otra línea alternativa de tiempo (otros dicen que pudo ser una visión de Jack o una especie de viaje físico interrealidades de nuestro escocés errante, pero yo entiendo que hemos dejado atrás ese tipo de viajes físicos y ahora estamos con los viajes mentales a la realidad alternativa, aquellos que hasta ahora sólo ha sufrido Desmond y algunos desgraciados tripulantes del Kahana). También es posible que el don de recordar sus yoes de la línea original sólo corresponda a los que en su día fueron tocados por Jacob. Esto podría dar lugar en su momento a que x-Sawyer se encuentre con x-Juliet y ella no pueda acordarse de ninguna forma de él, pero él la reconozca enseguida y la invite a tomar un café; la breve consciencia de esta situación que recibe la agonizante Juliet incidentada es lo que la hace exclamar –ya muerta– “funcionó”.
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¿Y hacia dónde se dirige esta situación? Podría ser que una de las líneas temporales deba colapsar y dejar que la otra siga adelante, en todo caso yo no creo que puedan seguir ambas establemente separadas para siempre. Creo que una de las dos debe de ser inestable y se producirá pronto una “course correction” de esas. Pero puesto que lo de la bomba ‘funcionó’, entiendo que la realidad paralela, la de los “x-losties” será la definitiva... ellos no tendrán ninguna experiencia de la isla, pero nuestros “losties” que ahora están en la isla de alguna forma se trasladarán mentalmente a esos otros yoes (a lo Desmond), y será su forma de salvarse del universo ese inestable en el que se han quedado.
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Para mí que tal como va la cosa nuestro maligno FLocke (el falso Locke que encarna al enemigo de Jacob y de vez en cuando se transforma en el justiciero Humo Negro) se va a hacer con el poder en la isla, pero Jacob antes de morir se las ha ingeniado para originar (por su influencia en los losties) ese universo alternativo en el que probablemente vencerá. Es posible, sin embargo, que antes de que Smokey arrase con todo (pues parece que esa es su manera de ‘volver a su casa’) haya una misión importante que cumplir, para que todo quede bien arreglado (que por ejemplo Smokey no pueda acceder a la x-realidad) y en esto están implicados de pies a cabeza los Otros del templo (bajo el mando de Dogen y Lennon), para lo cual necesitan sin falta a Jack, Sawyer, Kate, Hurley, Miles, Jin y, sobre todo, Sayid.
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Sayid, sabiendo que estaba mortalmente herido, se esperaba acabar más o menos en el infierno (y quizás no andaba tan descaminado...) De hecho al ser sumergido en el agua para morir y luego revivir ha vivido una forma de bautismo integral, imagen reforzada cuando al sacarle los Otros del agua su cuerpo queda configurado como una cruz. Precisamente el cristianismo predica que el bautismo nos introduce en una ‘vida nueva’, y esperemos que además en su caso resulte igualmente una acción ‘redentora’ en vez de que su despertar al final del capítulo, como muchos tememos, nos lo haya transformado en un agente del mal.
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El paso de los muertos a través del agua camino de una vida diferente aparece también en la mitología griega, cruzando la laguna Estigia en la barca de Caronte. También los egipcios (cultura más relevante para nuestra serie) usaban barcos para depositar a los muertos de forma que hagan su viaje a la otra vida. Tanto Sayid como probablemente Ben de pequeño estando moribundos han sido depositados en el agua para ser curados ¿o directamente para que resuciten en una nueva vida?... Igualmente el barco ‘Black Rock’ viajó en su momento por las aguas hasta la isla y es posible que alguno de sus tripulantes ande por ahí viviendo casi eternamente... No olvidemos finalmente que en la parte baja del tapiz de Jacob figuraban varios misteriosos barcos...
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El mismo tapiz de Jacob que muestra egipcios viviendo tan felices bajo la protección de sus dioses, dedicados a la vida cotidiana, lo que nos recuerda a cómo viven los Otros tan contentos en su templo, hasta que se enteran de que Jacob (¿uno de los diosecillos protectores?) ha muerto. Alucinados por la milagrosa vuelta a la vida de Sayid, parece que Jack y compañía tendrán que colaborar finalmente con los extraños y ahora atemorizados Otros que habitan el Templo, pero de momento los ánimos están un poco soliviantados y será difícil generar la confianza suficiente entre todos ellos para llega a hacer algo productivo. Y el que menos ganas tiene de hacer nada ni colaborar con nadie (y menos aún con Jack) es Sawyer, debido a la brutal pérdida que ha sufrido.
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Y ya que hablábamos de la barca de Caronte, se ha dicho en algún foro o blog que Sawyer bajó a los infiernos cual Orfeo a buscar a su Juliet, pero desgraciadamente al igual que el famoso héroe griego no pudo volver con ella... Aclaremos también que aunque Juliet había caído a un pozo hondísimo en 1977, al trasladarse a 2007 su situación cambió un poco, y mientras que Kate acabó en la copa de un árbol, la rubita se quedó más cerca del núcleo electromagnético, ya que iba ‘adornada’ por ciertas cadenas. Pero puesto que en ese año no está abierto el profundo túnel radzinskiano y los viajes en el tiempo son así de considerados que no te dejan por ahí atrapado en medio del terreno (más considerados que los guionistas de la serie cuando enterraron vivos a Nikki y Paulo) su magullado cuerpo quedó esta vez un poco más accesible desde la superficie, dando oportunidad a que Sawyer la estrechara entre sus brazos para despedirse.
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Ya era hora de que Perdidos hiciera justicia por una vez al duelo que sufren los personajes tras la muerte de uno de sus compañeros (otras veces era como que lo enterraban –o no, en el caso de Charlie– y a otra cosa). Sayid penó muchísimo por la muerte de Shannon, y ésta por la de Boone, Hurley por la de Libby y la de Charlie, Sun por la supuesta muerte de Jin, pero Sawyer ha alcanzado un nuevo nivel de duelo, por el profundo vínculo que le unía a Juliet y por su temperamento visceral y vengativo. De todas formas el episodio 6x2 me ha recordado mucho al 2x2, cuando Michael sólo sabía echar las culpas a Sawyer del secuestro de su hijo, ensañándose con él como ahora hace James con Jack (en recuerdo a ese episodio hemos visto merodear por el agua junto a la x-estatua al x-tiburón con su cola marcada con el logo de Dharma). Michael necesitó pasar toda una noche en el mar devorado por la angustia de la ausencia de Walt hasta llegar a reconocer que su compañero sólo hizo lo que creyó mejor. Igualmente suponemos que Sawyer entrará en razón, a pesar de que su fiereza e impulsividad se lo harán más difícil que al bueno de Michael, y que la rivalidad Jack-Sawyer está tan enconada que no será tan fácil que se lleguen a reconciliar. Sin embargo esta es una de las escenas que más estoy deseando ver, cuando cada uno de estos dos carismáticos personajes reconozca abiertamente su aprecio por el otro y llegue incluso a asumir un sacrificio por salvar a su rival (llevo soñando con eso desde que empezó la serie, aunque no sé bien ni casi me importa cuál de ellos se sacrificará por cual).
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Y mientras esperamos al siguiente capítulo sólo nos cabe preguntarnos qué ha pasado con Sayid. ¿Ha sufrido la misma suerte que sufrió el pequeño Ben en su momento por culpa suya (y ahora él por culpa del padre de Ben)? ¿O más bien le ha pasado como a Locke, que algún ente isleño se moría por ocupar sus huesitos? Lo que está claro es que nos encanta ver a nuestro Sayid vivito y coleando y aún esperamos que meta bastante caña a los altivos “templarios”, o incluso mejor, a ver si él (o tal vez el enfadadísimo Sawyer) le dan una tunda de palos al desgraciado de FLocke, quien tan malignamente está tratando a nuestros queridos Richard y Ben.