sábado, 12 de abril de 2008

3.14 "Exposé"

Una matrioska es una de esas muñecas rusas, de madera y huecas, que se abre por la cintura, de modo que al abrirla ves una más pequeña que de nuevo se puede abrir para darte un nuevo ejemplar y así hasta llegar al núcleo del juguete: ¿la muñeca más pequeña o un saquito de diamantes sagazmente escondido? Del mismo modo, este episodio de Perdidos esconde entre sus escenas del presente isleño y sus flashbacks nuevas versiones de la misma serie que hasta ahora hemos visto, con nuevos matices y hasta adoptando diferentes géneros televisivos... pero la pregunta más inquietante que se plantea en Exposé es ¿quiénes son Nikki y Paulo, qué encierra el interior de estos misteriosos supervivientes?

Nikki parece ser una bailarina de Strip-Tease dedicada a actividades detectivescas, pero esta primera brillante apariencia queda descartada al revelarse como una actriz. Sólo que se trata de una actriz del montón, mera estrella invitada en una serie famosa de televisión para intervenir en un único episodio en el que además la palma. La ambiciosa muchacha está sin embargo interesada en mantener su romántica relación con el director de la serie... ¿quizás con la intención de que éste la impulse a más altos niveles de estrellato? No, con el más rastrero motivo de asesinarlo y robarle. La que parecía una detective infiltrada en los bajos fondos acaba siendo una ladrona y asesina, obsesionada además con los dichosos diamantes más allá del amor y de la muerte.

La isla ya tiene bastante experiencia con asesinos y ladrones, pero en su cotidiano reto por la supervivencia había sabido plantear a los demás ‘perdidos’ situaciones capaces de redimirles. Este episodio nos ofrece una relectura distinta de los diversos pasajes de la historia isleña, en los que la cabezonería de Nikki le impide atender a los verdaderos valores de la vida, hasta terminar enterrada en una atroz agonía mortal. En su obsesión, la bella superviviente arrastra a la muerte a su enamorado Paulo, quien, a pesar de ser más agradecido y sensible al amor y a la supervivencia, finalmente sucumbe al paralizante veneno de la femme fatale que ha elegido por compañera.

Nikki sobrevive a un accidente aéreo, y sin percatarse de las necesidades de sus semejantes, traumatizados y heridos, está pensando en si su novio se habrá salvado o no. Hasta ahí podríamos entenderla, pero pronto descubrimos que sólo le interesa que Paulo haya sobrevivido para que la ayude a encontrar sus diamantes. Pasa de colaborar en la organización social de los enseres y ropas de los que disponen, pasa incluso del monstruo, preocupada solamente por encontrar su bolsa o una buena excusa para quedarse a buscarla cuando lleguen los supuestos rescatadores. Con esta egoísta actitud queda pequeña a Shannon, quien sólo pasaba de ayudar porque se creía bastante inútil y se negaba a creer que estuvieran en una situación realmente desesperada. El desprecio de Shannon por Boone no dejaba de ser un mecanismo de defensa para no caer de nuevo en una relación de confianza que la había defraudado y herido. Shannon se portó mal una y otra vez, pero nunca con la frialdad de la egoísta y ambiciosa Nikki. Aunque ¿quién sabe si hubiéramos podido encontrar una razón para entender a esta mujer y simpatizar con ella de no haber muerto tan prematuramente?

La explosiva actriz no duda en arrastrar a su novio a una arriesgada e inagotable búsqueda de la valiosa bolsa de mano por toda la isla, descubriendo antes que los demás la avioneta de Yemi y la estación Perla, pero sin molestarse siquiera en comentar con sus compañeros tan interesantes descubrimientos. Paulo encuentra finalmente la bolsa en el estanque donde Kate y Sawyer habían descubierto restos del avión accidentado, pero decide ocultar a Nikki su hallazgo para que ella en adelante no pase de él. En su búsqueda de un escondite seguro para el saquito de diamantes no duda en internarse en la Perla, pero la propia traición a su novia (inspirada por su amor a ella) le impide revelar a los demás la crucial conversación de la que había sido testigo y compartir el walkie-talkie que olvidaron los ‘otros’, que tan buen uso les hubiera podido hacer a los ‘perdidos’. La trágica historia de Paulo es que, aún siendo potencialmente un valioso componente del grupo –ya que parece valiente y comprometido con el bien de su chica–, es propiamente su amor por ella el que virtualmente le paraliza y le entierra en la playa, ya que no podrá hablar con nadie, ni siquiera con ella, de los descubrimientos realizados. Paulo se queja en algún momento (3.5) de no tomar parte más activamente de las iniciativas que llevan a cabo sus compañeros, pero justamente aquélla a la que se apunta Nikki es la que a él menos le apetece que vaya, pues le pone en un potencial aprieto. En vez de poner en juego todas sus múltiples capacidades para colaborar con el equipo en su misión, el pobre ex-cocinero anda escondiéndose en el baño para recuperar de nuevo los diamantes, antes de que Nikki se dé cuenta de que la ha engañado. Su disruptiva relación con ella le ha convertido en un niñato inútil.

Finalmente, cuando Nikki parecía haber ir aceptando la pérdida de su preciado botín y empezaba a integrarse con el resto de la gente, una mañana se da cuenta sorprendida de los chicles de nicotina que tiene Paulo, lo que le delata al instante el engaño que éste ha perpetrado. El inicio de redención que había empezado a mostrar la rubita desaparece en el acto al creer que Paulo quería quedarse con los diamantes para él solo. Ciega para ver los verdaderos motivos de su compañero, la traición de éste justifica a sus ojos la nefanda idea de utilizar una araña venenosa para paralizarle. Se actualiza así de hecho el proceso virtual de paralización que el amor por Nikki estaba produciendo en Paulo. Lo que ella no había previsto es que la insaciable ambición que hasta ahora le ha impedido percibir el incondicional amor de este pobre chico, ha clavado también en ella un peligroso aguijón incapacitante. El caso de ella es aún más grave, pues no se da cuenta de que los pocos minutos que le quedan de libertad son cruciales para pedir ayuda y los pierde en enterrar su preciado tesoro, ineludible predicción de lo que va a consistir su propio destino. Cuando al principio del episodio Nikki entierra sus diamantes está enterrándose viva con ellos. No importa siquiera al espectador qué es lo que está enterrando en ese momento, los diamantes no valen absolutamente nada en esta isla, pero Nikki los ha elegido como su más preciado valor en el momento más crucial de su vida, y los ha elegido para sí misma, sin querer compartirlos ya con Paulo, ni querer ni siquiera mencionar a sus compañeros lo que es más importante para ella que la vida de todos ellos juntos. La bella actriz ha optado una y otra vez por defender sus propios desquiciados intereses en vez de colaborar en la supervivencia del conjunto, siquiera en la supervivencia del pequeño conjunto que suponía su pareja. Cumplirá por tanto en sus propias carnes el adagio de Jack que predice la muerte solitaria del que no opta por la vida del grupo.

Las desventuras de Nikki y Paulo nos revelan también algo del pasado del Dr. Arzt en la isla, quien, siempre interesado en el estudio científico de la naturaleza, cede una y otra vez a la tentación de hacerse valer como alguien más importante de lo que realmente es (entendemos mejor a este personaje tras ver los números 7 y 9 de “Lost Missing Pieces”). Su deseo de impresionar a Nikki va a llevarle a desvelar a tan atractiva oyente los secretos de su araña preferida, información que finalmente le resultará letal.

También colaboran sin quererlo a acabar con Nikki y Paulo los esforzados Hurley y Sawyer, quienes desde que la ven desfallecer a sus pies se empeñan, cual detectives aficionados, en desvelar el misterio de esta extraña ‘muerte’. Descubren bastante bien el meollo que llevó a la discusión fatal entre ambos amantes, pero fallan en lo esencial: el verdadero diagnóstico del mal que aqueja a sus paralizados compañeros. El episodio que ha empezado mostrando una ficticia serie de detectives nos muestra así a nuestros protagonistas usuales jugando a resolver un caso a lo CSI, pero demasiado urgidos por sepultar unos cuerpos que no saben detectar que no están muertos. A falta del doctor Jack Shephard, más preocupado en estos momentos por escapar de la isla con Juliet en un submarino (3.13), sólo Vincent parece detectar la vida que aún late en los dos cuerpos tendidos en la playa. Y mientras el perro intenta darse a entender levantando la cobertura de los no-cadáveres, los supervivientes sólo prestan atención a sus propias querellas internas. ¿Es Sawyer de nuevo un peligro para sus compañeros, como lo fue para Sun en el episodio 2.13? Hurley recurre a Desmond para resolver esta cuestión, pero el propio Sawyer aclara a todos su inocencia. Aunque quien siente la necesidad de confesar su mala acción en el pasado ha sido el bueno de Charlie, pues abocado a una posible muerte inminente quiere poner en paz su conciencia. Sun es la que finalmente descubre haber sido traicionada frente a lo que creía una inquebrantable alianza de ayuda mutua entre los supervivientes, pero prefiere callar ante Jin que provocar una nueva ola de violencia.

Los compañeros finalmente entierran sus diferencias en la playa junto a los cuerpos aún vivos de Paulo y Nikki y los queridos diamantes de ésta. Nuestra serie preferida sobre una isla misteriosa, tras haber coqueteado con el género detectivesco, nos da un toque final del más auténtico cine de terror, o incluso de la más ácida comedia negra. Queda sin embargo en el espectador el amargo sabor de que nuestros queridos protagonistas han acabado matando de la forma más cruel a sus compañeros sin saberlo. Y dando un paso más (o ahondando más a fondo en la matrioska): ya que Hurley y Sawyer en su análisis de las pistas han reflejado más de una vez las propias preguntas que se hace continuamente la audiencia de “Perdidos” (¿habrá sido el monstruo?, ¿qué quiso decir Eko al morir?, ¿serán Nikki y Paulo infiltrados de los ‘otros’?), afirmando incluso Hurley ser un devoto fan de la mejor serie que haya existido jamás (frase que a menudo usamos los ‘perdidomános’), ¿no habrán personificado Sawyer y Hurley el acto asesino de algunos fans de la serie que en su desprecio y desconocimiento de lo que de verdad Nikki y Paulo podrían haber aportado pedían inconmovibles su muerte? Las múltiples capas de lectura de este episodio le convierten en un inteligente ejercicio de sus creadores, que finalmente se vuelve hacia los espectadores más críticos para hacerles ver cómo con su impaciencia han causado la muerte prematura de unos personajes potencialmente fascinantes.


Pistas para adentrarnos en los entresijos de estos temas:

- Me interesa explorar sobre todo el carácter destructivo que tiene la relación de la pareja protagonista para Paulo. Nikki toma continuamente decisiones muy egoístas, de forma que en último término ella misma es culpable de su terrible final. Pero Paulo, a pesar de colaborar en el asesinato y robo de Zuckermann, parecía encaminado hacia una posible redención. El craso error de dejar que Nikki viera sus chicles, además del tremendo fallo de enamorarse de la persona equivocada, hace que su traición por amor sea finalmente malinterpretada, llevándole a la misma terrible muerte que su compañera. Paulo debe sufrir además la honda pena de verse paralizado directamente por la mujer que ama y humillado por la búsqueda que hace ella de los diamantes en su ropa interior. Toda esta situación puede hacernos reflexionar en la posibilidad de detectar a tiempo relaciones destructivas: aquella en las que un amor malamente correspondido va llevando a uno a alejarse de todo lo que podría haber sido, obligándole a no compartir con nadie más lo que es, lo que quiere, lo que descubre y lo que puede aportar; reservándole los esfuerzos más difíciles y negándose finalmente a compartir incluso aquello por lo que ambos habían luchado juntos. El bueno de Paulo, con potencial para haber sido uno de los héroes de la isla, acaba siendo el chico al que sólo vemos entrando o saliendo del baño, con el papel higiénico (3.11) o tirando de la cadena (3.5), como indicio de que es el que siempre se traga todos los marrones. Ante una situación así es importante escapar a tiempo, antes de que el veneno paralizante se haya vuelto irreversible. Pero sabemos que hay bastante gente en la vida real que se engancha en relaciones de dependencia mutua, donde uno es el que siempre manda y el otro el que siempre obedece, de las que casi ya prefieren no escapar.

- También es interesante considerar la extraña manía que estos personajes habían suscitado en una gran parte del público, al hacerse pasar por supervivientes de toda la vida aunque llevaban sólo unos pocos episodios (desde el 3.3). La falta de empatía de la audiencia hacia ellos puede ciertamente achacarse a un fallo de los guionistas y productores de la serie, pero éstos han reaccionado creativamente terminando con la novata pareja en un episodio en el que la serie se parodia a sí misma. A pesar de tratarse sólo de un par de personajes de ficción, el hecho puede hacernos pensar en tantas veces que condenamos a la marginación a algunas personas que sólo son culpables de haber aparecido a última hora en un lugar donde todos ya se conocían antes o de tener una cierta tendencia a encerrarse en sus propios problemas. Un poco de generosidad y apertura por parte de los demás puede resolver a tiempo los problemas de integración y evitar injusticias o incluso males mayores.

Amparo

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