sábado, 8 de diciembre de 2007

3.9. Extraño en tierra extraña

Jack se ha quedado solo. Sawyer y Kate han escapado por fin y, muy a pesar de la pecosa, han decidido no intentar volver en busca del buen amigo que ha facilitado su huída (siguiendo sus propias instrucciones). Éste ha quedado prisionero entre los Otros y debido a su reciente amenaza de muerte hacia Ben no sabe si debe esperar una ejecución inminente o que Ben cumpla su promesa de dejarle volver a América. Pronto va a descubrir que en una situación similar, o incluso peor, se encuentra otra persona con quien va a tender a solidarizarse: la Otra que hasta ahora fue su carcelera, Juliet.

Resulta que la autora de los mortales disparos recibidos por Danny Pickett (3.7) va a ser juzgada, según las estrictas leyes de los Otros, por la comisaria Isabel, quien también está investigando de paso la presunta conspiración de Juliet contra la vida de Benjamin Linus. El doctor es trasladado a la jaula que antes ocupaba Sawyer, mientras que la doctora es encerrada en la celda subacuática. Jack cuenta ahora con una nueva compañera de cautiverio, pero su baza para negociar sigue siendo la situación médica de Ben, esta vez por una grave infección en los puntos de su reciente intervención quirúrgica.

También Álex está de vuelta en la estación Hydra tras dejar que Karl se fuera en la canoa con Kate y Sawyer (3.7). La joven, que prefería haberse ido con ellos pero no lo hizo por recomendación de Juliet, está confusa con respecto a su pertenencia a esta gente, especialmente en lo que se refiere a la relación con su padre Ben. En principio le odia, incluso le desea la muerte, por todo lo que le ha hecho a Karl (véase la escena eliminada “Alex & Daddy” en el DVD de contenidos extra de la 3ª temporada) y no puede entender cómo Jack, después de todo lo que Ben les ha hecho a él y a sus amigos, pudo aún extirparle el tumor para salvarle la vida. Le interesa saber por qué un extraño puede superar así el odio, hasta llegar a curar a su enemigo, mientras que ella no puede perdonar a su propio padre. Por eso acude intrigada a la ex-jaula de osos a preguntar al prisionero, pero éste aprovecha su visita para averiguar qué es lo que pasa con Juliet y al saber que ésta va a ser condenada a muerte convence a la rebelde joven para que le deje salir y le acompañe a donde está Ben. Quiere proponer un nuevo acuerdo al postrado jefe de los Otros: curará su infección a cambio de que perdone la sentencia de la condenada (de la conversación se deduce que la promesa de enviarle a casa sigue en pie). Tras observar cómo Jack está dispuesto a curar de nuevo a su paciente, para de paso salvar a Juliet (sus dos carceleros), Álex colabora en el rescate de la vida de la doctora y, a la vez, en la de su padre, dando así un pequeño paso en dirección a una posible reconciliación con él, aunque de momento mantiene las distancias (como vemos en la sala de operaciones).

Jack está tratando de entender cómo funciona esta comunidad en la que se encuentra atrapado y se ha comprometido a actuar como médico de Ben hasta su curación completa (aunque le advierte que podría quedar paralítico). Está empezando a caminar entre ellos aun sin ser uno de ellos, acordemente a la escritura china tatuada en su hombro izquierdo (lo que ‘dice’, no lo que ‘significa’). El tatuaje del doctor es subrayado visualmente en varias escenas del episodio, pero además se nos informa sobre su origen en un flashback dedicado al tiempo que pasó nuestro protagonista en Thailandia, de forma que podamos conocer el sutil y profundo ‘significado’ de estos caracteres chinos.

Encontramos al atribulado doctor, enormemente confuso tras la separación de su esposa y por la culpabilidad que le ha atenazado en relación a la recaída de su padre en el alcoholismo (3.1), en el exótico país asiático al que ha viajado solo para encontrarse de nuevo a sí mismo. Allí topa con una persona, Achara, que tiene el extraordinario don de reconocer lo que las personas realmente son (don muy valorado entre los suyos, para quienes se encuentra sometido a unas ciertas reglas que entre otras cosas excluyen a los extranjeros el acceso al mismo). Jack insiste en saber lo que Achara ve en él, pues en su estado de confusión interior es algo que le intriga en sumo grado. La bella oriental le define como un líder, un gran hombre, pero que tiende a sentirse solo, asustado y furioso precisamente a causa de este rasgo de su identidad. No nos interesa en esta ocasión la influencia de papá Shephard en el carácter de Jack: el joven médico deberá aceptar su propio don tal como es junto con los efectos que produce en él, sean cuales sean las causas que le han hecho ser así. Y precisamente ha decidido que quiere saber esto y que le sea tatuado en el hombro, a pesar de las consecuencias punitivas de esta decisión (una enorme paliza por parte del hermano de Achara y otros familiares o compañeros), pues ha aprendido que toda acción conlleva consecuencias. Tanto en el ejercicio de su profesión como en la isla ha tenido que tomar graves decisiones, a veces muy difíciles, para resolver situaciones críticas; su carácter de líder le impulsa a ello, pero la presión de las circunstancias y las reacciones de los demás suelen dejarle confuso y enfadado (y en esta ocasión además apaleado).

Durante su cautiverio Jack sigue tomando decisiones con serias consecuencias, desarrollando ese papel de hombre generoso y decidido que tanto ha interpelado a Álex. Pero el ‘caminar con un grupo de gente sin llegar a ser uno de ellos’ no le aplica sólo como ex-prisionero que se ha incorporado en cierto modo a las filas de los Otros (como parece interpretar Isabel), sino que Jack sabe –y se lo ha hecho grabar en su piel para siempre– que su destino como líder y gran hombre conlleva en sí la imposibilidad de ser uno más en la sociedad, le va a suponer siempre una cierta soledad que le genera miedo e ira. La situación en la que se encuentra ahora no deja de ser una intensa metáfora de lo que suele ocurrirle en la vida: una y otra vez pone todo su esfuerzo en salvar a los demás para después observar cómo éstos le abandonan dejándole atrapado en su propia necesidad de seguir ayudando a resolver los problemas de la gente. Pero en el fondo sabe que ha hecho bien en liberar a sus amigos cautivos y que es mejor para todos, también para él, aceptar que nunca volverán a rescatarle. Ahora está solo en compañía de esta extraña gente. Se cabrea ocasionalmente por el trato que le dan (especialmente al ser observado por una multitud en una jaula como si fuera un animal) pero de nuevo sabe canalizar su miedo y su ira cuando es necesario para hacer lo que cree que debe hacer: cuidar como médico al que necesita de sus cuidados y salvar la vida a la persona que se ha puesto en peligro por liberar a Sawyer y a Kate.

Álex mantiene también su especial forma de ser en medio de esta sociedad suya que no acaba de entender, seguirá manifestando su opinión y actuando en contra de lo establecido cuando le parezca necesario (2.15, 3.6, 3.7), aun sin dejar de forma parte de ellos. Pero la sabiduría indicada en el tatuaje de Jack nos ayuda especialmente a entender lo que le está pasando a Juliet. Ella está en trance de ser expulsada de su propia comunidad de la forma más drástica: condenada a muerte. Ben le dice a Jack que la doctora es “uno de los nuestros”, pero las leyes de los Otros están siendo aplicadas para extirparla del grupo. Por el acuerdo que le ofrece Jack (y suponemos que recordando su palabra dada a Juliet de que la permitiría volver a Miami, 3.7) Ben conmuta la pena por una ‘marca’ especial que deberá serle infligida a la acusada. No sabemos qué significa exactamente el símbolo que recibe Juliet en su espalda, pero en cualquier caso la convierte en una persona ‘marcada’, es decir, alguien que ya no no será una más entre las personas con las que vive y camina.

Juliet ha decidido matar a su compañero Pickett para cumplir las exigencias requeridas por Jack, como forma de obtener de Ben la anhelada vuelta a casa. Esta decisión le ha llevado a quedar marcada como alguien que no es del todo de fiar. No creo que nuestro cirujano se haga ilusiones de que su ex-carcelera se haya arriesgado por afinidad con él, pero opta por mostrarse agradecido de todas formas. Interviene para salvar su vida, le ayuda a curar la cicatriz de su marca en la espalda y le ofrece su solidaridad y su compañía, ya que reconoce que la situación de ambos es muy similar. Fueran las que fueran las intenciones de Juliet, se encuentra de pronto con una persona que generosamente se pone de su lado, en un lugar que en el fondo es extraño para ambos. La actitud de su ex-prisionero quizás podría abrir un resquicio de real solidaridad (y quizás de algo más) en el corazón de la solitaria y endurecida investigadora. Jack probablemente considera que la ayuda prestada por ella a sus amigos compensa con creces las mentiras y manipulaciones ejercidas contra él cuando estaba al otro lado del cristal. Prefiere recordar los detalles positivos: después de todo Juliet le tostaba los sandwiches y les ponía palillos, llegando a hacer una sopa especialmente para él (3.1 y 3.2).

En diversos sentidos Jack, Juliet y Álex son extraños entre la gente del grupo de los Otros, donde se han quedado y donde los tres preferirían no estar, y congraciados cada uno como puede con la idea inician ahora la marcha en barco hacia el corazón de la isla principal, donde esta extraña sociedad tiene su ‘hogar’. Juliet y Jack se consuelan en cierto modo, con su compañía mutua, de la desagradable situación en la que se encuentran, pero Álex solo puede pensar en Karl, uno de los otros tres ‘extraños en tierra extraña’ que consiguieron escapar.

Karl se encuentra en su propia tierra, en la isla en la que ha crecido, pero desterrado y en compañía de unos desconocidos que han colaborado a su rescate. Aturdido por su reciente experiencia con el video de la habitación 23 contesta como puede las (escasas) preguntas que le dirigen Sawyer y Kate, pero finalmente se retira a la soledad de la selva para llorar, porque lamenta la forzada separación de la muchacha con quien de niño ponía nombre a las estrellas. Sin ella las noches se han vuelto oscuras y la esperanza de felicidad se ha perdido. Sorprendentemente, el normalmente solitario y huraño Sawyer es el que se siente invitado a hablar con el lloroso joven, para impartirle una perla de su sabiduría: de vez en cuando una chica merece la pena y uno debe intentar estar con ella aunque tenga que arriesgar la vida. Con eso le despide para que vuelva con los suyos (y parece que también le deja llevarse la canoa; Sawyer anda extrañamente desprendido últimamente).

Se ve que nuestro querido James ha aprendido algo muy valioso, que se ha prestado voluntariamente a compartir: la capacidad de arriesgar la vida por el amor de una mujer (algo que aún no supo hacer por Cassidy, 2.13, y contrario a su filosofía en el tiempo de su prisión, 3.4). Sin embargo, aunque dispuesto a morir por Kate si fuera necesario, no parece serle fácil convivir con ella. Sawyer sospecha que Kate no le ama realmente sino que se acostó con él en un momento de debilidad, debido a que parecía que le aguardaba una muerte inminente. Cree que la pecosa se siente más culpable por esto que por dejar atrás a Jack (del que la cree enamorada tras observar su emoción en las últimas conversaciones mantenidas entre ella y el doctor por el walkie-talkie). Kate se sorprende ante esta revelación de labios de su nuevo amante y quizás se cuestione hasta qué punto puede estar en lo cierto. Pero la joven tiene sus razones para estar enfadada con él, porque no la está haciendo ni caso ni está teniendo en cuenta su opinión desde que salieron de la pequeña isla de ‘Alcatraz’. Dando la vuelta a su propio argumento podríamos pensar que quizás Sawyer se comporta de un modo tan mandón porque él es el que se siente culpable: de dejar atrás al doctor y de haberle quitado la novia, pues en el fondo empezaba a apreciarle como un amigo (2.22). En otras ocasiones le hemos visto interactuar con Kate de igual a igual, teniendo en cuenta la opinión de ella e incluso dejándola liderar y decidir las acciones a tomar (1.16, 2.11, 2.23, 3.7). Kate se sorprende de que se haya vuelto tan machista de repente y además le dé una explicación tan extraña, aludiendo a un supuesto sentimiento de culpabilidad. Es probable que además de sentir culpabilidad Sawyer esté usando su mecanismo de defensa de intentar alejar a la persona que más quiere, por no saber muy bien cómo convivir con una pareja que le importa de verdad. Las muchas dudas que alberga (si ella le quiere realmente, si él será lo suficientemente bueno para ella, o lo que sea...) le empujan a hacer todo lo más inconveniente de modo que la relación se resienta. Kate no sabe de momento cómo lidiar con esta nueva situación pero parece disponerse a seguirle andando hasta el campamento de la playa, lamentando haber perdido dos bienes estratégicos con los que contaba para intentar más adelante rescatar a Jack: la canoa y la valiosa información que podría haberles dado Karl. Probablemente no es casualidad que Sawyer haya quitado de en medio precisamente estos dos elementos: para impedir que ella acometiera semejante misión. Los dos hombres que aman a Kate estarían de acuerdo por esta vez en una cosa: hacer todo lo posible porque la valiente muchacha esté a salvo y deje de meterse en situaciones peligrosas.



Pistas para adentrarnos en los entresijos de estos temas:

- Jack presenta una gran madurez moral en su comportamiento en la estación Hydra, sobre todo comparado con la etapa tan confusa que vivió en Thailandia. Allí obró en contra de los deseos de la muchacha con la que compartía sus noches y en contra de las costumbres del pueblo, no por una razón de fuerza mayor sino por satisfacer su propia curiosidad y quizás también su deseo de entenderse mejor a sí mismo. Las palabras chinas pudieron ser una pista valiosa para su búsqueda, pero sólo consiguió una enorme alienación en un país al que nunca podría pertenecer. En cambio, en la Hydra, aunque Jack pretende desentenderse de los problemas de Ben y Juliet no lo consigue. No puede dejar de interesarse por salvar a los que están en peligro, incluso aunque le hayan hecho daño previamente y sus palabras no sean claramente de fiar. Nuestro héroe optará por hacer el bien, aun sin esperar realistamente nada a cambio. Su ejemplo ayudará a la joven Álex a afianzarse en su maravillosa tozudez a la hora de evitar que su gente siga haciendo tanto daño, a sus ojos totalmente injustificado. Ella encuentra difícil pertenecer a una sociedad tan injusta, en su idealista mentalidad adolescente sólo se le ocurre rebelarse, deseando mal a los que ve hacer daño. Él se dedica a poner sus dones al servicio del nuevo grupo, pero con inteligencia, intentando conseguir con su acción un bien mayor y no seguirles el juego a estos expertos manipuladores. Sirvan ambos como modelos de resistencia activa ante una situación en la que uno se encuentra atrapado dentro de una sociedad viciada.

- También Cindy y los niños, junto a varios otros supervivientes de la cola del avión siniestrado, se supone que son extraños en tierra extraña, pero parecen estar integrados entre los Otros, proceso al que Cindy alude como algo ‘complicado’. Necesitaremos una explicación más detallada para entender esto. Supongo que Jack hubiera esperado de la azafata una solidaridad más clara. Algo así como “¿Qué haces en una jaula? Ahora mismo hablo con quien sea para aclarar este malentendido”. O algún guiño explicando que está fingiendo para que no la encierren a ella también. Pero ¿se puede saludar a un antiguo conocido que está entre rejas, sin aludir ni siquiera a ese hecho? Esta escena es la más extraña del episodio, la actitud de Cindy es completamente surrealista y llega a exasperar a Jack. Me pregunto cuántas veces tratamos a los demás de una forma superficial, sin querer ver la situación obvia en la que se encuentran. Así, igual que Cindy en su conversación no da importancia a los barrotes que encierran a Jack, a veces ignoramos forzadamente la enfermedad, el dolor o la situación especialmente comprometida o desesperada de las personas que nos rodean. Nos es más cómodo saludar amablemente y desentendernos de sus problemas.

Amparo

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