lunes, 19 de abril de 2010

6.11. Felices para siempre

Tras un accidente mortal provocado por las prisas en preparar el generador (y que nos muestra las consecuencias de la descarga electromagnética –Ǻrmstrong, el conejito blanco, ha tenido suerte esta vez– en alguien menos especial que nuestro Desmond), el indignado escocés es atado a una silla (muchos la encuentran parecida a la famosa silla aparentemente ‘vacía’ de Jacob –¿estaría aquella figura que vimos durante una fracción de segundo durante la visita a la cabaña de Ben y Locke sometida a un especial experimento electromagnético?–), que rompe enfurecido, pero sin lograr librarse de la impresionante descarga, sufriendo algunas fuertes convulsiones seguidas de un alucinante fogonazo. El resultado es que pierde la consciencia por unos segundos, para encontrarse después increíblemente calmado... ¿se le ha derretido el cerebro (como intuye Zoe) o... ha viajado su consciencia a la realidad alternativa, especialmente al momento de su encuentro con x-Penny, en el que se ha desmayado?
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El fogonazo blanco sufrido por Desmond se asemeja totalmente al que vivió en la implosión de la estación Cisne (lo que le hizo viajar mentalmente a su pasado) y al que se nos mostró cuando Juliet detonó la bomba en la misma estación 30 años antes (o 3 años después, según se mire), pero en esta ocasión del Incidente, también el fundido en blanco se resolvió entre las nubes, las que veía x-Jack desde su ventanilla en el vuelo Oceanic 815 y que ahora nos sirven de transición antes de mostrarnos a x-Desmond en LAX, mientras busca en los monitores de la misma línea aérea (sin prestar atención a su reflejo) dónde debe ir a recoger su equipaje. Hurley le indica que vaya a la cinta cuatro, y allí se encuentra con la embarazadísima Claire, a quien ayuda con el equipaje, recibiendo su primera intuición inter-realidades: que el bebé de la rubia australiana es un niño (en el 6x1 no pareció que Des recordara para nada a Jack).
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Con ayuda del servicial chófer, George Minkowski (bastante más sano que cuando le vimos en “The Constant”), el valioso hombre de confianza de Widmore acude a las oficinas centrales de su jefe en Los Angeles para informarle de cómo le han ido los negocios en Sydney. Charles le invita elogioso a una copita de su whisky preferido (en fuerte contraste con la vez en que tanto le humilló en su otra vida como no merecedor de nada) y le pide un trabajito: que acompañe al drogadicto Charlie Pace desde su salida de la comisaría para que no falte al acto benéfico organizado por Eloise Widmore, en el que debe tocar con Drive Shaft junto a su hijo pianista, Daniel. Y lo que parecía una tarea algo simplona se convierte en una odisea que cambiará para siempre su vida, y puede que la de toda la gente, no de un solo mundo sino de ambos mundos paralelos.
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Charlie ha vivido en el avión una experiencia única: durante su ahogamiento con la heroína (del cual le salvó Jack) se hizo consciente de su enorme amor por Claire (aún sin saber el nombre de la dulce rubia por la que sentía algo tan puro y tan estremecedoramente verdadero). Lo sorprendente es que esta especie de visión le resulta más real que todo lo que le rodea, por lo que desde ese momento va a despreciar sus sueños como músico, e incluso a descuidar su propia supervivencia, obsesionado por volver a sentir esa sensación. Desmond, quien parece vivir una vida envidiable (incluido el aprecio de Widmore, que tanto había querido obtener), cree que el rockero está un poco loco, hasta que la experiencia subacuática forzada por nuestro Charlie le hace conectar con aquel momento crucial en “A través del Espejo”, en el que todos sus esfuerzos por salvar una y otra vez al joven británico resultaron finalmente inútiles al decidir éste que debía cumplir su visión de futuro. Charlie murió ahogado anunciando con su mano que el carguero no era el barco de Penny y Desmond recuerda ahora con claridad esa situación aunque no puede entenderla, pareciéndole quizás también excepcionalmente cargada de realidad, más que la vida de cuento de hadas en la que está viviendo.
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Pero el esforzado empleado de Widmore logra en este caso salvar al suicida Pace, y ambos son ingresados en el hospital San Sebastian, donde trabaja Jack. Allí Desmond debe de nuevo someterse a radiaciones (simpático el detalle de que debe apretar un botón, si algo va mal), y éstas le devuelven los ‘flashes’ de realidad sobre la muerte de Charlie, más los recuerdos de su amada Penny y de su hijito al que también llamó Charlie (se puede comprobar en esta colección de fotogramas http://gallery.lost-media.com/thumbnails-1542-page-4.html, que los correspondientes a nuestra realidad de siempre tienen un colorido más vívido que los de la realidad alternativa). En ese momento le importa bien poco la prueba que le están haciendo, e incluso quedar bien ante Widmore, por lo que pulsa el botón, sale del aparato de resonancias y echa a correr a la búsqueda del ‘mediador’ que hizo posible que él ‘sintiera’ esta excepcional experiencia. Charlie se da cuenta de que ha conseguido comunicar su mensaje, y Desmond, totalmente desorientado en cuanto a lo que quiere hacer ahora, decide dejarle marchar sin forzarle a ir al concierto de beneficencia.
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El equilibrado Widmore (desde su despacho presidido por la imagen de una balanza nivelada entre el blanco y el negro) le pide por teléfono que informe personalmente del fracaso de su gestión a la irascible señora Widmore, y de nuevo la serie nos regala un misterioso encuentro entre el especial Desmond y la intrigante Eloise.
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Charles y Eloise son un matrimonio en esta realidad, y junto a su hijo Daniel forman la familia Widmore. Es Penny la que se ha quedado aparte esta vez, por su apellido Milton se supone que es hija de Charles (Dan dice que es su medio hermana en la versión original, su hermanastra en la versión doblada) y de alguna señora Milton (entiendo que Penny es mayor que Daniel, por lo que probablemente procede de un enamoramiento de Charles previo a su relación con Eloise o al menos anterior a su matrimonio con la misma).
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(Observación aparte: El entorno donde se está preparando la fiesta benéfica de los Widmore es claramente el terreno del Bishop Museum, museo en el norte de Honolulu, donde pasé bastante tiempo sacando fotos durante un viaje que hice el año pasado a Hawaii, puesto que ese edificio aparecía, supuestamente junto al Támesis, en el episodio “Flashes Before Your Eyes”, uno de mis favoritos. Este recuerdo me emocionó bastante durante toda la secuencia, aparte de otras muchas alusiones a aquel épico encuentro entre Desmond y la entonces joyera).
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El comportamiento de Eloise en su encuentro con Desmond es, de nuevo, completamente alucinante. Tras una primera sorpresa se deshace en amabilidades hasta que se da cuenta que anda buscando a Penny. Es entonces cuando, hablando oscuramente, trata de decirle que deje ese camino de búsqueda que ha emprendido, porque supone una infracción (¿de algunas reglas?) y aún no está preparado. No sabemos si trata de evitar la conexión entre las realidades o si sólo quiere esperar al momento adecuado, pero está claro que en este universo Eloise de nuevo asume un cierto papel de controladora de cómo deben ocurrir las cosas.
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Y encontramos una pista muy interesante en los broches utilizados por esta misteriosa dama. En el episodio 3x8 llevaba una especie de ‘ouroboros’ (serpiente que se muerde la cola) http://gallery.lost-media.com/displayimage-1250-590.html, indicativo quizás, de la convolución en el tiempo que vivía Desmond en ese episodio, o incluso la que vivirían los viajeros en el tiempo, mientras que el broche doble que lleva ahora parece muy significativo de la nueva situación de un universo doble: http://gallery.lost-media.com/displayimage-1542-229.html. La señora Hawking de nuestro universo original, íntimamente involucrada en el angustioso caso ‘ourobórico’ de que ella misma mata de adulto al niño que aún no ha parido, tiene que preservar la línea de acontecimientos para que el universo mismo en el que vive no colapse por la propia convolución temporal que está ocurriendo en él y de la que ella, su hijo y el famoso diario, son una parte tan importante. Sin embargo la señora Widmore del universo alternativo –no sabemos si en contra de los designios de su versión como Hawkings o si más bien en plena continuidad con el mismo plan maestro para finalmente salvar a Daniel– ostenta ahora un broche de dos líneas paralelas, ambas atravesadas por una especie de estrella (se trata de la misma figura que el estigma con que marcaron en su día a Juliet en la espalda –precisamente en el episodio siguiente a “Flashes”– ¿indicando quizás una explosión entre los dos universos... o... unas líneas derivadas en que los dos universos podrían finalmente encontrarse?)
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Tras el encuentro con Eloise, Desmond queda aún más confundido que antes, pero Daniel (quien probablemente era muy consciente de por qué había requerido tocar con Drive Shaft aquella noche) no ha perdido baza de todo lo ocurrido y acude en busca del desorientado señor Hume. Tras mirarse ambos a través de la ventanilla del coche (en recuerdo también del impresionante recuerdo con Charlie ahogándose), ocurre la conciencia del paso “al otro lado del espejo” de estos dos magos de la conexión entre diversos tiempos y distintos universos. Daniel, dedicado en este universo exclusivamente a la música en vez de a la física (quién sabe si habrá sido incluso profesor de David Shepard, pues a ambos les hemos visto tocar la misma obra de Chopin), se ha visto atraído por una pelirroja comiendo chocolate, con un sentimiento absolutamente desproporcionado con respecto a todo lo que le ofrece su realidad circundante, lo cual, unido a su repentina capacidad por escribir sobre mecánica cuántica avanzada y su convicción de haber hecho explotar alguna vez una bomba atómica, le lleva a deducir que no están donde deben estar, que pertenecen a otro sitio. Desmond, totalmente desbordado por toda esta información no sabe a qué atenerse, hasta que Daniel le habla de su hermana Penny y de dónde puede encontrarla.
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Desmond acude al estadio, donde la que corre ahora para estar en forma es la joven Penelope Milton. Y si a ella le resulta medianamente familiar este extraño escocés que se la queda mirando atónito, a él no le cabe ninguna duda: esta es la mujer que siempre ha amado y, aunque no lo entiende, sabe que sólo estando juntos podrán ambos ser ‘felices para siempre’. El contacto de la mano de x-Desmond con la de x-Penny coincide en la conciencia de nuestro Desmond de siempre con el despertar del atontamiento por la descarga electromagnética en la isla Hydra (Des se mira con curiosidad la mano y x-Des se desmaya). En ese instante ambas versiones son conscientes del otro yo, aunque no es seguro hasta qué punto se hacen ambos sabedores de todo lo referente a lo ocurrido en el otro universo.
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Cuando x-Desmond despierta se asegura de quedar para verse en un café con su x-Penny (¿no estábamos esperando un café para que se encontraran x-Sawyer y x-Juliet?) pero además pide a George una lista de todos los pasajeros del vuelo con el que volvió de Sydney. ¿Y por qué relaciona su nueva experiencia con dicho vuelo? Charlie y Jack estaban allí, y también la rubita esa embarazada que le resultaba conocida, pero no Daniel ni Charlotte, por ejemplo. Creo que debemos remontarnos al momento en el que Desmond se queda mirando el panel de Oceanic, que es lo que vemos tras la transición entre nubes desde el fogonazo blanco. Obviamente x-Des no estaba siendo consciente durante todo ese tiempo hasta que llega al estadio de su versión isleña, pero sí lo estaba siendo el Desmond isleño de todo lo que ocurría con x-Des. Al recuperarse éste de su desmayo podemos suponer que ya recuerda su tiempo en el Cisne, el accidente del Oceanic 815, su salida de la isla, su matrimonio, su hijo y que el desgraciado de su suegro le ha vuelto a separar de Penny. Pero ahora entiende que está ocurriendo algo muy serio, algo que tiene que ver con ese vuelo, que no ha terminado donde tenía que terminar, por lo que, como eficaz ejecutivo que es, se pone manos a la obra inmediatamente...
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Está claro que este episodio tiene mucha más miga de lo que podamos ahora descifrar. No sabemos si Eloise se nos ha vendido al hombre de negro, quien podría haber escapado de la isla y tener controlada la realidad ‘x’. Lo que está claro, pienso yo, es que esta realidad alternativa, aunque parezca de cuento de hadas, está algo desvaída, que los sentimientos allí deben ser algo así como más flojitos, o sea que no parece que puedan llegar fácilmente a eso de comer perdices (no les ha salido tan bien la simulación como a las máquinas que diseñaron Matrix, recordad que en el episodio 6x3 ya hablábamos de Matrix, por eso de la pildorita verde), de modo que el recuerdo de sentimientos muy fuertes del otro universo les llaman tanto la atención que no pueden considerarlo meras alucinaciones sino que les hace conectar con su vida anterior, ya sea un amor verdadero (puesto que es uno de los sentimientos más fuertes que podemos experimentar) o, en el caso del flash subacuático de Desmond, el terrible sentimiento de perder finalmente a Charlie después de tanto protegerlo. Es posible que los muertos (Daniel y Charlie) tengan más facilidad de caer en la cuenta de que vivieron en otra realidad, pero se ve que necesitamos a alguien vivo, y muy especial, para que desfaga el entuerto. ¡¡Desmond, colega, no nos falles...!!

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