lunes, 6 de octubre de 2008

3.16. Uno de los nuestros

Juliet camina entre furibundas miradas de sospecha hacia un campamento en la playa donde supone que no va a ser bienvenida. Sólo Jack está de su parte, pues el médico se siente solidario con esta joven que desea salir de la isla tanto como ellos y que ha sido aparentemente abandonada por lo suyos. Ella, nerviosa por tener que afrontar la hostilidad de los que hasta ahora han sido sus enemigos, recuerda la ingenuidad con la que hace más de tres años dejó a su hermana en Miami para aventurarse a viajar a un lugar desconocido, sólo porque le aseguraban que allí podría poner en juego su extraordinario don para llevar vida allí donde reina la esterilidad. Desde que tomó aquella decisión ha vivido en la isla, inmersa en la comunidad de los Otros... hasta ahora.

Juliet confió en los amables científicos de “Mittelos Bioscience” (Richard Alpert y Ethan Rom) hasta el punto de aceptar ser llevada inconscientemente a ese lugar tan especial. A su llegada a su destino, en el muelle al que fue llevada en submarino, la esperaba Benjamin Linus, ansioso de empezar a ver los frutos del trabajo de esta brillante investigadora. Pero tras los primeros seis meses acordados Juliet no había logrado dar con el remedio para las muertes de las embarazadas en la isla. Pues resulta que las misteriosas características curativas de este lugar resultan extrañamente contraproducentes en caso de embarazo, de forma que los Otros deben enterrar una y otra vez a aquellas de sus mujeres que se atreven a esperar un bebé. La doctora diagnosticó que el problema estaba relacionado con el momento de la concepción, pero al solicitar que se dejara a sus pacientes salir de la isla, sólo obtuvo una negación rotunda de Ben a que nadie saliera de allí, incluida Juliet.

Angustiada por la infructuosidad de su empeño –por tener que ver morir a tantas mujeres que habían confiado en ella– e impaciente por atender a su hermana cuyo parto se acercaba, Juliet pidió volver a Miami, pero Ben le hizo saber entonces que la vida de Rachel se encontraba en peligro por una nueva recaída en su enfermedad. Ben estaba dispuesto a prometer que el misterioso Jacob la curaría del cáncer si Juliet accedía a continuar su tarea en la isla. Y de nuevo la abnegada doctora volvió a confiar en uno de los Otros, hasta descubrir dos años y medio después que el propio Ben estaba aquejado por un tumor. Llena de amargura teme haber sido engañada y manipulada todo este tiempo mientras que su hermana probablemente haya muerto, sentimiento que explica las lágrimas ante el espejo en el primer momento en que se nos dio a conocer este personaje (3.1). Más tarde ese mismo día, el mismo en que los Otros desde su poblado situado en el corazón de la isla ven caer del cielo el desafortunado vuelo 815, a Juliet se le permite ver en los monitores de la estación LLama a su hermana Rachel y a su nuevo sobrinito Julian, por lo que, aunque bastante aliviada, su deseo de salir de la isla se acentúa enormemente. Ben le niega nuevamente en esta ocasión la vuelta a casa mientras expresa su esperanza de que entre los supervivientes del vuelo se encuentre alguna embarazada para continuar con la investigación.

Juliet, ayudada por Ethan (1.10, 2.15), investigó de hecho el embarazo de Claire, caso especial que proporcionaba datos nuevos al no haber sido concebido Aaron en la isla. Sabemos también por otros episodios que Ben aprovechó la supervivencia de un cirujano espinal entre los pasajeros del avión estrellado, para, sometiéndose a su bisturí (3.6, 3.7), deshacerse del temido tumor y prometiendo con ocasión de esta intervención quirúrgica a ambos doctores, Jack y Juliet, que les dejaría salir de la isla. Pero esta posibilidad voló por los aires junto al submarino de los Otros por obra de John Locke (3.13) hace sólo un par de días.

Tras este recorrido, la idea es que ahora Juliet, sin posibilidad de salir de la isla pero habiendo sido castigada con una ignominiosa marca por los suyos (3.9) y finalmente abandonada por ellos (3.15), sea acogida por el grupo de supervivientes bajo el amparo de Jack. Pero esta idea es sólo un artificioso plan de Ben para infiltrar a una agente suya en el campamento de la playa; plan diseñado desde bastante tiempo atrás, ya que se complementa perfectamente con la activación de un implante que habían colocado en Claire un par de meses antes, mientras la joven australiana estuvo secuestrada (1.11, 2.15).

Una ingenua doctora dejó Miami deseando cumplir su sueño de poder dedicarse plenamente a investigar en favor de la fertilidad en un contexto en el que fuera suficientemente reconocida y respaldada. La mujer que se acerca ahora a la comunidad de los supervivientes del vuelo siniestrado ha fracasado en su investigación principal en la isla, habiendo visto morir a todas sus pacientes (salvo Claire), ha sufrido la pérdida de su compañero Goodwin (con quien la vemos en cama dos noches antes de que éste corriera al encuentro de los supervivientes de la cola, entre quienes encontró la muerte, 2.7), ha matado a su compañero Danny (3.7), conspirado para matar a su jefe Ben (3.5), amenazado y herido a Jack, Sawyer y Kate (3.1-3.7) –hasta decidirse a liberar a estos dos últimos (3.7) y a hacer amistad con el primero (3.9)– y finalmente ha engañado y manipulado a Kate (3.15) para intentar ganarse su confianza. Con este bagaje a sus espaldas y su sueño imposible de volver con su hermana y su sobrino a Miami, Juliet intentará integrarse en la nueva comunidad por medio de la manipulativa curación de Claire, pero manteniéndose vinculada a los requisitos de Ben en una difícil posición de espía. Se trata de una mujer frustrada y desengañada, pero dispuesta a sacar fuerzas de flaqueza para afrontar los interrogantes de Sayid, las suspicacias de Kate y la frialdad de los demás supervivientes, que no están muy por la labor de recibirla con los brazos abiertos.

La mañana discurre con normalidad en la playa (salvo una cierta indisposición de Claire), cuando, mientras se preparan el desayuno, los supervivientes descubren que se acerca al campamento su querido doctor, al que echaban de menos desde hacía más de dos semanas. El corazón de Sawyer queda en suspenso por unos segundos hasta que tras la figura de Jack puede entrever la de su amada Kate, aparentemente sin daño alguno (aunque algo sucia por no haberse podido cambiar desde que se revolcó por el barro durante su aventura con Juliet en la selva, 3.15). Se prodigan saludos y abrazos a los recién llegados, incluido Sayid, hasta que la alegría general queda agriada por una pregunta de Sawyer. “¿Qué hace ella aquí?”, exclama el sureño, sumamente sorprendido de que haya acompañado a sus amigos la inflexible guardiana que conoció durante su prisión en la estación Hydra.

Hurley comunica sutilmente a Juliet la suerte de Ethan (1.15); Sun y Jin la tratan con desprecio; Sayid y Sawyer conspiran para hacerla hablar; pero Charlie es de los pocos que no puede pararse a pensar en la novedad que supone la recién llegada, pues sólo le preocupa que deben curar a Claire, quien presenta síntomas alarmantes. Sin embargo se encuentra poco después ante la seria decisión de tener que permitir que la doctora Otra sea la que inyecte a su amada. En las difíciles horas de espera, agarrado por una mano al bebé y por otra a su madre, se atreve a esperar que todo va a salir bien, y recibe finalmente con una sonrisa radiante el despertar de la enferma ya curada. Esta curación hace que los ánimos finalmente se calmen y se permita a Juliet establecerse en el campamento (me pregunto por qué no dejan a los nuevos las cabañas que han dejado libres los que han muerto recientemente, como Nikki y Paulo, en vez de tener que construirse cada uno una cabaña nueva).

Juliet ha resuelto su situación entre los supervivientes por el momento, pero la gente sigue haciéndose muchas preguntas y las sospechas se elevan hacia ella y hacia Jack. Estas dos personas estuvieron a punto de abandonar la isla hace un par de días, ¿buscaban entonces sólo su propio rescate o también el de todos los demás? ¿y ahora, se sigue preocupando Jack por el bienestar del grupo o sólo por el de su nueva amiga? Conocemos a Jack y se nos hace difícil pensar mal de él, pero está arriesgando su situación de líder respetado en el campamento por su protección incondicional a Juliet. ¿Se sentirá la doctora atraída hacia el bando de los supervivientes como respuesta a la generosidad de Jack, o más bien se verá éste obligado a traicionar a los suyos por su solidaridad con ella? ¿Cuál de los dos bandos enfrentados en la isla puede decir con propiedad que Juliet es “uno de los nuestros”?

Mientras tanto, Locke por su parte se ha internado paralelamente en el bando de los Otros. Veremos en qué queda este intercambio de Locke por Juliet, personajes ambos altamente impredecibles.


Pistas para adentrarnos en los entresijos de estos temas:

- La apocada doctora que a su llegada a la isla desde Miami apenas podía andar debido a sus altos tacones y su falda estrecha, fue siendo obligada poco a poco por la dureza de la vida insular a desistir de los diversos aditamentos, aspiraciones y apegos que se había traído consigo desde la civilización. Con su brillante inteligencia aprendió con prontitud a defenderse y sobrevivir entre manipulaciones y engaños hasta convertirse en un miembro respetado de su comunidad, pero sintiéndose cada vez más desgraciada. La joven que empezó la temporada llorando angustiada y rebelándose en su club del libro frente a Ben (3.1), acabará una y otra vez doblegándose a la voluntad del manipulador líder de los Otros, que siempre sabe qué fibra debe tensar para conseguir su colaboración. Juliet, separada de los suyos, ha sido desestructurada en su escala de valores y se siente tan ‘perdida’ que ahora sólo quiere salir de la isla por el medio que sea. Pretende escapar de una situación que la ha cambiado, llevándola a cruzar límites que nunca hubiera querido cruzar. Parece que la doctora intenta una y otra vez una huída hacia adelante, tratando de escapar como sea de Ben, sin importarle ya medio alguno, puesto que ya ha aprendido incluso a matar. Si este personaje puede encontrar alguna redención en la isla será volviendo a revivir su sentido de la solidaridad con sus semejantes y una generosidad incondicional, similar a la que tan ejemplarmente (aunque quizás de forma algo ingenua) le está mostrando Jack.

- Por parte de los demás es lógico el comportamiento suspicaz, resultando especialmente irónica la reprimenda que echa Juliet a Sayid y Sawyer por querer arrogarse el papel de jueces morales ante ella. Ciertamente el torturador y el asesino estafador deberían pararse a reconocer en su nueva compañera a otra persona que se ha visto llevada moralmente más allá del límite, al igual que ellos, por unas desfavorables circunstancias. En ningún caso las circunstancias justifican los crímenes realizados, pero sí hacen de algún modo comprensible que Sayid accediera a la tortura (ante un superior desalmado, 2.14) y Sawyer al asesinato (engañado y cegado por el odio a la persona que destrozó su familia y su infancia, 1.16). Si les fuera posible dejar a un lado la rivalidad entre los dos bandos de la isla, les sería más fácil a estos dos ‘perdidos’ reconocer en la recién llegada a una más como ellos, a “uno de los nuestros”.

Amparo

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