lunes, 6 de octubre de 2008

3.17. "Catch-22" (Dilema sin solución)

Desmond, Hurley, Charlie y Jin están disfrutando de una noche de camping a la luz del fuego. Mientras Hurley dora unos marshmallows, Jin cuenta una historia de miedo y Charlie rasguea su guitarra para proporcionar un ambiente tenso a la narración... Desmond, sin embargo, sólo tiene ojos para la foto que se tomó junto a Penny varios años antes y que todavía conserva. No sabe qué pensar, pero en sus visiones precognitivas ha visto recientemente que llega a la isla en paracaídas una persona que parece estar en relación con otra copia de la misma foto, ¿será que Penny viene en su busca? Ella le dijo que con determinación y dinero suficiente se puede encontrar a quien sea... (2.23).

Por desgracia en la misma serie de visiones aparece de nuevo una grave amenaza de muerte para Charlie: esta vez le ha visto morir con el cuello atravesado por una flecha en medio de la selva. Sólo que Desmond en esta ocasión no tiene nada claro lo que debe hacer. Normalmente habría tratado de evitar la muerte de Charlie sin dudarlo, pero ahora quiere que ocurra lo que predice el resto de la visión, la llegada de Penny, y no está seguro de cómo funciona esto de la precognición: quizás si evita que ocurra una parte de los acontecimientos visionados también cambiará el resto. Y, de todas formas, se supone que Charlie va a morir igual antes o después ¿no?

Nuestro pobre escocés se encuentra ante un difícil dilema, aparentemente sin solución: le gustaría hacer todo lo posible para favorecer la llegada de Penny, quien además supone una esperanza de rescate para todos sus compañeros, pero no puede dejar morir a Charlie así como así. En principio, persigue la reproducción de todos y cada uno de los momentos de su visión, en vez de evitar la situación peligrosa en su totalidad, como había hecho en los casos previos (3.4, 3.8, 3.12). Pero cuando Charlie pisa el cable que activa la ballesta para lanzar la flecha (se trata probablemente de una de las trampas que Danielle Rousseau ha dispuesto por esta parte de la isla), Desmond se apresura a salvarle la vida, aún sabiendo que esta decisión puede traer cambios imprevistos al resto de los acontecimientos esperados.

Durante gran parte del episodio nuestro protagonista agoniza ante esta cuestión clave, una y otra vez aparece ante sus ojos la fatal muerte de Charlie, y una y otra vez decide seguir adelante con el plan, arriesgando la vida del joven rockero hasta el último momento. ¿Pero tenía derecho a jugar así con la vida de un semejante, fuera cual fuese el fin perseguido?

El propio Desmond interpreta su experiencia en referencia a la historia de Abraham e Isaac, el relato bíblico en que Dios requiere a Abraham que vaya al monte Moria y le sacrifique allí a su hijo, para sólo a última hora, satisfecho por la disposición de su siervo a obedecer, enviar a su ángel desde el cielo a detener a Abraham y proporcionarle un carnero para que lo pusiera en el altar en lugar de Isaac (Génesis 22). El hermano Campbell, superior de la comunidad monástica a la que Desmond perteneció por algún tiempo, le había explicado que este relato trataba de una prueba de fe, advirtiéndole que no subestimara el valor del sacrificio.

A Abraham le parecía entender que Dios le había regalado a Isaac (nacido milagrosamente durante la ancianidad de este patriarca y de su mujer Sara) para que se cumpliera la promesa divina de que sería padre de un pueblo muy numeroso. Por eso se sentía especialmente obligado a proteger a Isaac, algo además totalmente congruente con su deber como padre. La orden de que sacrificara a su hijo le resultaba totalmente contra natura y sin embargo entendió que Dios sabía lo que se traía entre manos y prefirió confiar en él. Su obediencia le consiguió una víctima sustitutoria de su hijo para el sacrificio y el reconocimiento de Dios a su heroica fidelidad, de forma que se convertiría en modelo de fe para los futuros creyentes.

Nos es difícil entender este relato antiguo más a fondo sin algunas claves básicas de la espiritualidad israelita, pues desde nuestro esquema mental habitual nos parece totalmente incoherente que Dios pida eso a un padre, de modo que, dada la dificultad que tenemos en discernir cuándo una idea nos viene realmente de Dios, hubiéramos optado por determinar al instante que esa petición no era verdaderamente divina, sino algún tipo de autoengaño. Pero intentemos leer desde la experiencia de Abraham lo que vive Desmond en este episodio.

Nuestro protagonista escocés, con ocasión de su inminente boda con su novia Ruth, se siente inseguro de cuál debe ser realmente su destino y percibe lo que cree una llamada hacia la vocación monástica. Tras un mes de silencio con el que demuestra suficientemente su paciencia y su fe, es admitido como novicio, pero ante las primeras dificultades se refugia en la bebida y es expulsado de la comunidad. El hermano superior le comenta que esto ha sido sólo una etapa más en su camino, pero que seguramente está llamado a algo más importante, frase especialmente sospechosa cuando la dice alguien que tiene sobre su mesa una foto con la señora Hawking (3.8) (¿estaba el Universo preparándole para su misión en la isla con ese mes de silencio?) Según Campbell, nuestro futuro héroe sólo tiene que dejar de huir de las cosas pasadas (como un cobarde) y concentrarse en hacia dónde se dirige (¿el amor, el honor [2.23, 3.8]...?) De hecho, nada más salir del monasterio Desmond considerará providencial su encuentro con la joven Penelope, a la que amará para siempre desde ese primer instante. Sea cual sea su importante destino futuro (su papel de salvador del mundo en la estación Cisne [2.24] o su papel actual en la isla como vidente que debe salvar la vida de Charlie una y otra vez) la verdadera felicidad de este hombre depende de su relación con Penny, por lo que podemos considerar que es esta persona la que le ha sido regalada por Dios como señal de una promesa divina que algún día alcanzará su plenitud. Penny es la persona que cumple el papel de Isaac en la vida de Desmond.

Sin embargo nuestro ex-monje (quien tampoco se aclaraba mucho con el relato bíblico que comentamos) ha recibido unas visiones en las que muere Charlie y aparece una persona venida del cielo. Los ‘perdidos’ no hablan a menudo de la voluntad de Dios, pero sí del destino, de aquello que ‘se supone’ deben hacer. Desmond entiende en esta ocasión que debe conseguir que se cumpla todo lo que ve en las visiones, aunque en los demás casos ha entendido claramente que debía impedir que ocurriera lo que aparecía en ellas. Su entendimiento está percibiendo las cosas de manera algo sesgada debido a su implicación con Penny. Ha optado porque lo que ‘se supone’ que debe hacer en este caso es favorecer su reencuentro con su novia en la isla, y por lo tanto todo lo demás que esto conlleva en las visiones. Es probable que esté malinterpretando de raíz desde el principio su particular ‘orden divina’.

Desmond prepara su viaje a Moria llevándose a todas las personas y objetos que considera necesarios para su misión, ocultando a Charlie su previsible papel de víctima (como Abraham a Isaac, quien en vista de los preparativos preguntó a su padre cuál sería la víctima del sacrificio y éste le contestó: “Dios proveerá”). Pero llega un momento en que nuestro protagonista se da cuenta de que la persona que esperaban está en peligro, ya que ha saltado en paracaídas desde un helicóptero averiado y se halla en un lugar desconocido en la selva. Desde el primer momento su misión ha sido encontrarse con la anhelada visitante y si fuera necesario ayudarla, pero ahora teme por la vida de esta persona que ha caído del cielo, y lo único que desea es encontrarla. Este es su deseo primordial y es el que verdaderamente va a ponerle a prueba: ¿será capaz de sacrificar el reencuentro con su amada, su futura felicidad, el sentido de toda su vida, a la propia Penny si fuera necesario? ¿Es Charlie la víctima sustitutoria que se le ofrece en el camino a cambio? Y contra todo pronóstico el bueno de Desmond demuestra que, llegado el momento, es capaz de sacrificar a Isaac. Su sentido de solidaridad o casi de fraternidad con sus compañeros –principalmente con Charlie que por su especial vulnerabilidad ha sido confiado a su cuidado– le obliga a traicionar su idea de mantener intactas las visiones, a arriesgarse a la posibilidad de cambiar el resultado final de su misión, acudiendo en auxilio del joven músico en el último momento para evitar que la flecha de Rousseau lo atravesase. ¿No ha aceptado Desmond la víctima sustitutoria que se le ofrecía por el camino? ¿O es que, por el contrario, el enviado del cielo no llegó a tiempo para evitarle la horrible decisión de si dejaba o no morir a Charlie?

Él entiende que si salva a su amigo puede estar poniendo en peligro a la persona que viene, desde la lógica de que en todo caso es necesario un sacrificio (también Locke tras sus premoniciones del episodio 1.19 entendió que la isla necesitaba el sacrificio de Boone). Quizás la única forma posible de evitar de una vez las visiones de Charlie muriendo, es que alguien muera en su lugar ¿o no sería mejor después de todo que muera él mismo, como requiere el destino, en vez de cualquier otra persona? En su mente Desmond cree que al avisar a Charlie para que se agache puede estar condenando a Penny y es por ello por lo que su acción es tan valiosa. Es claro que Desmond no estaba empuñando un cuchillo para matar a su novia, sino que realizaba la acción mucho más lógica de salvar a la persona que tienes a mano en vez de la que no sabes seguro si está en peligro o no. Pero debemos tener en cuenta la elevada confusión que sufre su psiquismo y la extrema dificultad de juzgar si hace lo correcto o no, intentando corregir una y otra vez el destino. Es una pesada carga la que ha caído sobre sus hombros: cuando uno sabe el futuro y tiene la posibilidad de cambiar lo que pasa, ¿qué es lo que debe ser cambiado?, ¿cómo saber si no está cambiando las cosas para peor? Es fácil decidir si lo que está a punto de ocurrir es la muerte de alguien y te es posible evitarla, pero ¿y si los acontecimientos están de tal modo encadenados que esa muerte venía a ser un mal menor?

El atribulado vidente de la isla decide en este caso esperar a que los acontecimientos se desarrollen y sólo en el último instante evita la muerte de Charlie, de modo que el cambio producido en la cadena de eventos resulta el menor posible. Pero cuando acude al rescate de la paracaidista se siente responsable de cualquier mal que haya podido ocurrirle. Entre otras cosas, la joven que es descolgada del árbol y despojada de su casco resulta no ser Penny, aunque sí alguien que reconoce inmediatamente a Desmond. ¿Será que el ‘destino lostiano’, satisfecho con el sacrificio de su fiel vidente, ha proveído una víctima que sustituyera a la verdadera Penny?

Mientras tanto, ajenas a tan transcendentales acontecimientos y decisiones, varias personas expresan en la playa su asombro de encontrarse de nuevo a salvo en ‘casa’ y de que todo esté tranquilo. (Tras la vuelta de la expedición de rescate [3.16], al grupo le falta aún Locke, pero éste le dijo a Kate [3.15] que se iba con los Otros por voluntad propia, por lo que nadie cree necesario acudir en su busca). Juliet sigue levantando sospechas, pero se le ha concedido establecerse en la playa sin más preguntas por el momento. En estas circunstancias Sawyer se acerca a la tienda de su pecosa para calibrar cómo se encuentra su relación con ella y si Jack ha sido informado de la misma. Kate le asegura que el doctor sabe de esta relación, pero no parece muy entusiasmada con la prospectiva de seguir activamente emparejada. Sin embargo, tras constatar cómo Jack recurre una y otra vez a la compañía de Juliet, la muchacha opta por acostarse de nuevo con Sawyer y dar de esta manera continuidad a la relación que inició con él entre las rejas de su prisión (3.6). La indecisa joven ha tanteado sus posibilidades y ha elegido finalmente una pareja entre los dos candidatos, por mucho que a Sawyer pueda decepcionarle esta manera de selección que suena a un resignado premio de consolación. El rubio sureño tiene a su favor que esta vez ha podido ganar a su rival al ping-pong, después de perder contra él tan penosamente al póker (2.17), aparte de haber conseguido quitarle por fin a la chica, aunque sabe que probablemente el corazón de ésta suspire aún por el doctor.


Pistas para adentrarnos en los entresijos de estos temas:

- El sacrificio de Isaac representa el sacrificio máximo que se puede pedir a una persona, que renuncie a aquello que da el máximo sentido a su vida, con tres agravantes: 1. se trata de la muerte de un ser especialmente querido; 2. más en concreto de la muerte de un hijo que constituye la única esperanza de su padre; 3. es además un especial regalo divino, portador de una promesa por la que se ha apostado todo. Que Dios le pida a uno aquello que Él mismo le ha regalado y prometido llevar a plenitud es una prueba capaz de trastornar los más profundos fundamentos de fe. El relato de Abraham e Isaac en Moria es capaz de iluminar por tanto las experiencias más oscuras de un creyente. Cuando una persona se ve en la posibilidad de ser privada de aquello que fundamenta su propia fe, es invitada por este relato a esperar más allá de toda esperanza. A confiar en el Dios que está más allá de toda prueba de fe.

El propio fin del relato desautoriza la posibilidad de que uno entienda que Dios puede obligarle a sacrificar a otra persona matándola con sus propias manos, o incluso a sacrificar a sus propios hijos. Sabemos que ésta fue una terrible costumbre de algunos pueblos antiguos, y es probable que este pasaje bíblico sea la respuesta israelita para impedir que se siguieran cometiendo tales crímenes. El creyente por tanto se siente inclinado a entender en este relato que el sacrificio requerido es símbolo de una desgarradora renuncia, a la que Dios en última instancia concede sentido.

Sin embargo, por desgracia, muchas personas se ven obligadas a matar a semejantes en defensa de algún bien mayor, como cuando un policía debe impedir que un asesino siga adelante con sus planes. En el terrible caso de que alguien se vea obligado a poner en peligro a una persona muy querida, por alguna razón superior (vemos a menudo casos de éstos en series y películas, pero por desgracia ocurren también en la vida real), la fe le recuerda que Dios no va a abandonarles nunca ni a él ni a la persona en peligro, aún más allá de la muerte. La fe cristiana ha relacionado especialmente el sacrificio de Isaac con la cruz de Cristo, a la hora de interpretar el significado de esta muerte: Dios se exigió a sí mismo más que al propio Abraham y permitió que su Hijo unigénito muriera en sacrificio por amor de toda la humanidad. Ante cualquier víctima humana del crimen más horrendo, sabemos que, aunque Dios no proveyera a última hora de un carnero para sustituirla, se ha encontrado en todo momento tan cercano a ella como lo estuvo de Cristo en la cruz y le concede igualmente la Vida con Él en el cielo. No entendemos por qué permite estas muertes, pero sí sabemos que ama a las víctimas con el mismo amor que a su Hijo.

- En el mundo ‘lostiano’ no acabamos de saber si la isla o el monstruo exigen de vez en cuando sacrificios humanos o si el universo ha decidido que muera Charlie, haga Desmond lo que haga. Muchos de los ‘perdidos’ rechazarían este tipo de explicaciones, pero los pobres de entre ellos que están experimentando extrañas visiones o milagros hacen lo que pueden por entender qué es lo que ‘se supone’ que deben hacer, en ese orden superior al que parecen estar sometidos. La experiencia excruciante de Desmond en este episodio le obliga a buscar una orientación interna para manejarse en un universo del que no conoce bien las reglas, en un mundo donde recibe visiones precognitivas. Debido a su formación cristiana ante este intricado dilema entre la vida y la muerte le viene a la cabeza la idea de la ‘prueba de fe’ de Abraham. Pero él no está intentando creer en la isla ni seguir las indicaciones del ‘destino’. Hasta ahora ha estado intentando hacer lo correcto según sus propios valores aprendidos previamente en el mundo real, sin importarle demasiado la voluntad de ese ‘universo’ capaz de corregir toda desviación a sus designios (3.8). Este episodio es el primero en el que casi se engaña, tratando de encontrar una lógica distinta que le permitiera justificar algo que se veía tentado a hacer, pero que su moral no le permitía. Finalmente, sin embargo, en Desmond vence el ‘hombre bueno’ que vio en él desde el principio su novia Penny (3.8): no va a permitir que muera Charlie, a pesar de que en esta ocasión la decisión de salvarle le resulte extremadamente dificil.

Para nuestra reflexión personal queda la pregunta de si alguna vez hemos intentado justificar con alguna lógica alternativa una decisión que no nos acababa de dejar tranquilos en conciencia. Si ese es el caso, tratemos de valorar la cuestión con toda sinceridad, en congruencia con la forma de pensar que estimamos más consistente. Pues no da lo mismo, cada decisión tiene sus consecuencias. Y si no entrenamos bien la conciencia, cuando llegue una situación realmente complicada y oscura será fácil dejarnos arrastrar por la primera idea que nos aporte alguna pequeña pista, por errónea que sea.

Amparo

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